Nadie puede cambiar un hecho. No hay circunstancia, condición, deseo, persuasión u oración que pueda ejercer la menor influencia sobre aquello que ya es. De ahí el consuelo que aporta a la humanidad el Consolador, la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”., la cual revela la verdad, la realidad, pues la verdad es totalmente buena; y la verdad no cambia.
El hombre es concebido por Dios, la Mente divina. El existe en la naturaleza misma de aquello que le concibe. En otras palabras, él expresa las cualidades o ideas espirituales mediante las cuales se expresa Dios, la Mente divina. Este es un hecho inmutable y eterno. La Descubridora y Fundadora de la Christian Science, Mary Baker Eddy, no sólo ha expuesto y probado este hecho, sino que ha presentado la regla mediante la cual todos pueden probarlo. “La Ciencia del ser”, dice ella en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 336), “proporciona la regla de la perfección y saca la inmortalidad a luz.”
Esta “regla de la perfección”, a saber, que las cualidades que constituyen el hombre son tan perfectas como la Mente infinita y divina de la cual emanan, capacita a todo aquel que la aplica, practica o percibe a demostrar que es inmune contra todo ataque. Esto no significa que aquello que se denomina un mortal se halle inmune a los ataques del mal, pero que todo los males inherentes a la mortalidad pueden ser disipados y destruídos por y para cualquier persona en la medida en que se vaya estableciendo la evidencia, o consciencia, de que las perfectas cualidades espirituales están presentes y en acción.
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