Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

La Iglesia y nuestra necesidad de ella

Del número de octubre de 1956 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un evangelizador dijo hace poco que los cristianos primitivos habían vivido en unos tiempos tan llenos de dificultades como los nuestros, agregando: “Pero ellos no decían: ‘mira en lo que ha venido a parar el mundo,’ sino antes bien: ‘mira lo que ha venido al mundo.’ ” El potente mensaje que Cristo Jesús trajo al mundo en el primer siglo de la era cristiana lo tomaban los que lo aceptaban como respuesta pujantemente trascendental y universal a todos los problemas mundiales. Hablando del Cristianismo, dice Mary Baker Eddy (Christian Science versus Pantheism, pag. 12): “La cumbre del Cristianismo abre muy por encima de las supuestas leyes de la materia una puerta que nadie puede cerrar; muestra a todos los pueblos el camino por que escapar del pecado, la enfermedad y la muerte; quita del corazón de la humanidad la carga de su cruenta experiencia, alumbrándole la senda de tal manera que el que entre pueda correr sin cansarse, y avanzar sin tener que esperar al lado del camino ;— sí, que pase reposadamente hacia adelante, sin la disyuntiva de experimentar las agonías por las que el que busca explorativamente el camino, lo gana y muestra el derrotero.”

El entusiasmo de los obreros cristianos primitivos era confianza en acción — confianza en que el mensaje del Cristo sería capaz de curar los defectos, vencer los males de la carne y señalar la manera de que todos hallaran la perfección. Aunque el mensaje no ha disminuido ni perdido nada de su potencia, la comprensión del mismo y la utilización de sus verdades han amenguado. Puede decirse que hoy el mundo desea los frutos del Cristianismo — paz, prosperidad, amor, cumplimiento, etcétera — sin cultivar el árbol en que crecen. El Cristianismo exige acción conforme a sus enseñanzas. Sin acción, sin hacer las obras que Jesús hacía, el árbol del Cristianismo es estéril.

Mrs. Eddy descubrió la Ciencia del Cristianismo — la Christian — Science y dió al mundo la oportunidad de utilizar lo que ella descubrió. La humanidad cosecha bendiciones mediante esa utilización. Tal es la razón de que exista y sea útil la Iglesia Científica de Cristo, para facilitarles a los hombres que ejemplifiquen la verdad en su vida diaria y ganen la recompensa del cristiano — redención del concepto e impresión de que la vida es mortal. Dios es el bien omnipotente — omnisciente y siempre presente Amor, Espíritu, Alma Principio, Mente, Vida y Verdad. El hombre es la manifestación completa de Dios, y expresa su unión con Dios en poder en acción, bondad actual, y viviendo inteligentemente. Estas verdades divinas exigen demostración en los asuntos humanos. Nada puede substituir esta labor ni los medios que para llevarla a cabo provéen los anchurosos canales de la humana institución de la iglesia destinada a guiar y sostener a la humanidad.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 1956

La misión del Heraldo

 “...para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.