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Reuniones en la Extensión de La Iglesia Madre conjuntas a la Asamblea Anual de Junio de 1956

Junta de Frutos de los Periódicos

Del número de octubre de 1956 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Christian Science Sentinel


[Síntesis de las pláticas en esa junta celebrada a las 10 a.m. del 5 de Junio, cuyo texto íntegro aparece en inglés en el Christian Science Sentinel ]

Carta de salutación de La Junta Directiva de la Christian Science

Queridos amigos:

Es un placer daros la bienvenida a esta junta en pro de los periódicos fundados por nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy.

El año que acaba de transcurrir evidenció gratamente que al circular en derredor del mundo, nuestros periódicos contribuyen mucho a leudar el pensamiento humano — diario, semanal, mensual y trimestralmente — llevando su mensaje curativo y edificante de buena voluntad, ilustración e inspiración a los corazones receptivos por todas partes.

A menudo oímos decir que alguien supo de la Christian Science al leer alguna de nuestras publicaciones periódicas. En su texto, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” dice nuestra Guía (pág. 118): “Los siglos pasan, pero esta levadura de la Verdad siempre sigue operando. Tiene que destruir la masa entera del error, y ser así eternamente glorificada en la libertad espiritual del hombre.”

Los Científicos Cristianos que sienten que sus corazones rebosan de gratitud por nuestra Guía y su obra magna, tienen la bendita oportunidad de dar su apoyo metafísico a cada una de las publicaciones periódicas que ella fundó además de su apoyo práctico de subscribirse a ellas y presentarlas a los que no son Científicos Cristianos. Esa es de veras una oportunidad bendita, porque los frutos se han de manifestar abundantemente en el crecimiento de nuestra Causa.

Cordialmente,

Tono que marcaron los Fideicomisarios de La Sociedad Editora de la Christian Science

“Alzad vuestros ojos y mirad los campos, que ya están blancos para la siega.” Así hablaba Cristo Jesús (Juan 4:35). Cuando hoy miramos el mundo con ojos perceptivos, vemos señales de cosecha.

En las tierras cristianas y en lejanos rincones del globo percibimos el ideal cristiano de la democracia que madura a punto de ponerse en práctica. El gobierno individual de uno mismo es un derecho inalienable porque divinamente otorgado. Ya está a punto de concederse la oración diaria de los Científicos Cristianos de que la Palabra de Dios gobierne y haga fructíferos los afectos de todos los hombres. Pueblos enteros, sea que se llamen cristianos o no, responden en mayor o menor grado a esta Palabra y la traducen en disciplina de sí mismos y en democráticas formas de gobierno. ¿No es tal respuesta una de las potentes obras de las que Mary Baker Eddy ha dicho (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. del Pref. xi) que “Son la señal de Emmanuel, o ‘Dios con nosotros,’— una influencia divina siempre presente en la consciencia humana, y que se repite, viniendo ahora como se prometió antaño:

Para proclamar libertad a los cautivos [de los
sentidos], y a los ciegos recobro de la vista; para poner en libertad a los oprimidos?”

Esta influencia del Cristo se halla en toda consciencia humana individual, y en ella obrando, neutralizando el error como un ácido neutraliza a un álcali.

La perversidad de la mente mortal no puede ni corromper la integridad de nuestra oración ni resistirla. Continuemos orando como nos ha enseñado nuestra intrépida Guía, Mrs. Eddy (Manual de La Iglesia Madre, Sección 4 del Art. VIII): “ ‘Venga Tu reino;’ haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y la gobierne!”

Si nosotros mismos, si algunos entre nosotros, si nuevos gobiernos en el extranjero luchan contra el viejo paganismo y por poner en práctica su incipiente Cristianismo, no cesemos de orar humildemente: “Venga Tu reino.” Cada día trae a La Sociedad Editora de la Christian Science desde los últimos confines del mundo noticias de que viene ese reino. Cada día, cada semana, cada mes, cada tres meses la Sociedad Editora lleva a todas partes del mundo el evangelio del gobierno autónomo conforme al Principio divino.

En otros amplios campos del pensamiento — en las ciencias físicas y en la invención — contemplamos sorprendente progreso. ¿Por qué en estos campos específicos más que en casi todos los otros? La Ciencia de las ciencias, la Ciencia divina, ha sido revelada, y el pensamiento humano ha respondido en la forma más científica de que ha sido capaz, dado su actual saber. Los nenes que al ver la luna le extendían los brazos se han vuelto hombres que esperan pronto estar de pie en ella. La revelación hecha por la Ciencia divina de que “la acción atómica es Mente, no materia” (Miscellaneous Writings por Mrs. Eddy, pág. 190) ha llevado a los hombres de ciencia física (aunque ellos mal entendían lo que los impelía) a cuartear o fisionar el átomo que suponían material para luego reintegrarlo fundiéndolo. Pero más portentosa aún es su respuesta a la potencia moral de la Mente, mediante la cual el propósito de los hombres de emplear el poder así fundido para fines benéficos coincide con el propósito de Dios. Sostengamos ese buen propósito orando: “Tu reino ha venido.”

Llueven a nuestra Sociedad Editora por cada correo las cartas de gratitud por físicos males curados. Y nuestras rotativas multiplican esas cartas que dan testimonio de las curaciones en muchos miles de ejemplares que salen luego a un mundo ávido de leerlas. La prensa diaria nos informa que la ciencia médica material y la psicología se están volviendo más científicas humanamente. Se han convencido de que son curables ciertas enfermedades que se creían incurables, y se muestran resueltas a curarlas. ¿A qué se debe tal convicción? La Ciencia que es Cristo, y su amor, han probado ya y siguen probando que no hay tal cosa que se había tomado como enfermedades incurables — que la salud es la única realidad que Dios nos ha dado.

A un ministro de una iglesia evangélica se le atribuye haber dicho recientemente: “Hay leyes que rigen la existencia, porque la vida en sí es ciencia. Jesús entendía estas leyes y las aplicaba a la existencia humana. Aunque nosotros no comprendemos todas estas leyes actualmente, también nosotros somos capaces de aplicarlas y de llevar a cabo obras semejantes a las de Jesús. Vivimos en una era grandiosa, y durante nuestra vida hemos de presenciar un gran cambio en la humanidad de modo tal que afecte por completo al mundo en forma revolucionariamente radical.”

Y uno de los radicados en la misma ciudad en que vive este ministro ha escrito a la Sociedad Editora: “Un doctor le dijo a uno de los miembros de la iglesia de este ministro que no podría vivir sino hasta Abril a lo sumo. Al saberlo el ministro, se reunió con varios de los otros miembros de su iglesia en casa del enfermo semanalmente con el fin de orar con él. No tardó este hombre en encontrar después que orando así había sanado completamente de cáncer.”

Declara Mrs. Eddy (Pulpit and Press, pág. 22): “Si las vidas de los Científicos Cristianos dan testimonio de su fidelidad a la Verdad, yo predigo que durante el siglo veinte toda iglesia cristiana de nuestro país, y unas pocas de tierras remotas, se aproximarán a la comprensión de la Christian Science lo suficiente para curar a los enfermos en su nombre [de Cristo]”. Puesto que los Científicos Cristianos están testificando así su fidelidad, ya empieza a cumplirse esa predicción. Apresuremos su cumplimiento viviendo en práctica experiencia nuestra oración: “Haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezcan en mí, y quita de mí todo pecado.”

No únicamente los Científicos Cristianos, sino también nuestros camaradas religiosos perciben las señales de una gran promesa en el pensamiento humano. Hablan de ello como un renacimiento que se avecina, una restauración del espíritu del Cristianismo primitivo. La Ciencia del Cristianismo restaura el espirítu de la fe. E indispensable entre los elementos de esta Ciencia es la sencillez de su lógica divina. Su premisa es que Dios, el bien, es la sola causa, el único creador. Su conclusión es que el efecto de tal causa es bueno — conforme a la ley de la lógica de que lo semejante produce lo semejante. Esta ley es verídica y humanamente exacta en la política, en la física, medicina y en la teología por ser divinamente verdadera. La lógica y la práctica de la Ciencia divina están trayendo de nuevo el espíritu puro del Cristianismo y su prueba en la Cristiandad. Hoy cosechamos los primeros frutos de esta Ciencia.

Nuestras Lecciones-Sermones

No hace mucho volví a leer en Retrospection and Introspection la alusión que hace nuestra Guía a la junta que la Asociación de Científicos Crisianos tuvo en el año de 1879, en la que se votó organizar una iglesia para conmemorar las palabras y las obras de nuestro Maestro, una iglesia en la que se curara mediante la Mente.

Al principio se acostumbraba en nuestra iglesia la predicación personal, pero Mary Baker Eddy percibió la sabiduría de abandonar tal sistema. Volviéndose a la Mente divina para que la guiara, fué impelida a nombrar la Biblia y “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” nuestro único predicador, nuestro pastor impersonal. He aquí otra evidencia de que surgía una gran Leader espiritual inspirada por el Amor. Ella había descubierto la Ciencia del Cristo, la había demostrado en la experiencia humana, había escrito el libro de texto Ciencia y Salud, había organizado su Iglesia y ahora arreglaba lo conducente a proporcionar sermones semanales en estas Lecciones-Sermones del Cuaderno Trimestral de la Christian Science a fin de capacitar a todos los que busquen la Verdad para que oigan, estudien, entiendan y demuestren la naturaleza espiritual de Dios y del hombre.

¿No nos hemos maravillado todos nosotros de lo atinado y oportuno que han sido ciertos sermones preparados con meses de anticipación por nuestro devoto Comité de Lecciones-Sermones, que entran en nuestro estudio cuando atañen a problemas específicos locales, nacionales o internacionales? Valga de ejemplo destacado el que estudiábamos cuando las tropas de los Ejércitos Aliados tuvieron que evacuar Dunkerque durante la segunda guerra mundial. Por todas partes estudiaban entonces los Científicos Cristianos una lección bajo este pertinente asunto o tema: “Denuncia de la nigromancia antigua y moderna, alias mesmerismo e hipnotismo.” Verdaderamente obscuras eran las probabilidades de que se escaparan aquellas tropas. Pero las oraciones inteligentes y amorosas de la gente alerta demostraron al Cristo siempre presente (Mateo 14:27): “¡Tened ánimo; yo soy; no tengáis miedo!” Resultado: calma extraordinaria en las aguas del Canal Inglés al mismo tiempo que una neblina por toda la costa le impidió al enemigo empleara de lleno su Fuerza Aérea. Tal vez todos los aquí presentes podrían dar testimonio de cómo las Lecciones-Sermones tratan a la hora precisa de tal o cual tema cuando es lo que se necesita para el problema específico que entonces urja resolver.

Los Científicos Cristianos están aprendiendo a manejar los problemas perentorios personales y los mundiales mediante su ferviente estudio de las Lecciones-Sermones. Pero hay que cuidarse de que el error finge argumentos muy aparentemente plausibles para evitar o estorbar que estudiemos las Lecciones-Sermones, tales como falta de tiempo, atracciones en contrario, humor en que uno esté y otros análogos. Por supuesto que ese es el modo solapado en que el error exclama “¡déjanos [en paz].” Hay que descubrir y rechazar esas sugestiones agresivas del mal. Si bien es cierto que en el Manual de La Iglesia Madre por Mrs. Eddy nada se dice de que sea diario nuestro estudio de las Lecciones-Sermones, también es cierto que allí en el Manual nos dice ella que la prosperidad de la Christian Science depende en gran parte de las Lecciones-Sermones.

Puesto que cada Lección-Sermón trata del asunto dado en seis secciones o fases que lo integran, quien lo lea sólo en parte se priva de su significado y provecho cabales. Aunque estudiar una o más secciones en actitud de oración es mejor que leerlo todo superficialmente, estudiando todas sus seis secciones diario se logra la más rica inspiración, comprensión y curación.

Quizá nos asalte la sugestión de que las lecciones se vuelven menos inspiradoras porque suelen repetir ciertos pasajes. A veces parece necesario repetir ciertos pasajes empleados en lecciones sobre el mismo tema. Pero esa repetición es cada vez de más valor para el estudiante, porque las citas repetidas suelen revelar nuevos significados al conectarlos con diferentes correlaciones.

Los ajenos a la Christian Science a veces se sorprenden de que nosotros los Científicos Cristianos estudiemos la Lección-Sermón durante la semana y luego vayamos a la iglesia el domingo a oír su lectura. Concurriendo a la iglesia con nuestro pensamiento afinado a la Verdad y con la cultivada comprensión que logramos de nuestro estudio diario, escuchamos orando lo que profiera nuestro pastor impersonal y, como los del Día de Pentecostés, cada uno oye la Palabra en su propia lengua — es decir, cada quien logra del servicio lo que él necesita de nueva instrucción, nueva inspiración o corrección y de curación. Así demostramos para nosotros mismos y para el mundo entero la presencia curativa del Cristo.

A los Lectores de la iglesia les compete tener siempre presente la naturaleza impersonal de nuestro pastor. Su consagración al estudio de la lección en su sentido espiritual, su esmerada preparación para leerla como es debido a la congregación incluso la pronunciación correcta, la prolación o clara enunciación y su familiaridad con el texto aseguran que la lean inteligentemente, con sincera humildad y amor. Nada de personal elocuencia entra ni requiere la lectura de la Lección-Sermón, y su presentación es o debe ser así sin que le falte nada de la excelencia sencilla. Con efecto, nunca le falta excelencia cuando prevalecen la espiritualidad y una dedicación ayuna de interés propio.

La sabiduría divina que guió a Mrs. Eddy a establecer la Lección-Sermón también la guió a escoger los temas de que han de tratar. La revelación de la Verdad es tan infinita a la par que diversificada, tan eterna al mismo tiempo que siempre nueva y potente, que los vientiseis temas escogidos siempre han de ser adecuados para responder a las necesidades individuales y a las de las naciones. Cada sermón no sólo define y desarrolla los puntos principales del tema sino que a la vez expone y neutraliza lo que pretenda oponérseles.

Por ejemplo una Lección-Sermón que trate del “Espíritu” suele manejar disipativamente la falsa pretensión del espiritismo al mismo tiempo que desenvuelve la verdad de que Espíritu es Dios, única presencia divina, infinita y omnipotente. Una lección sobre el tema del “Alma” reemplaza la mentira de que el alma está en el cuerpo con la verdad de que Dios es Alma, única, gobernando al hombre y al universo. El tema de la “Mente” siempre revela a Dios como la sola y única Mente. Maneja y deshace la creencia de que hay una mente mala que se le contraponga, manifestándose en una pluralidad de mentes, en confusión, indecisión, apatía o frustración.

La Lección-Sermón que tiene por tema: “¿Evolucionó el universo, incluso el hombre, mediante fuerza atómica?” es otro ejemplo de la admirablemente perspicaz presciencia espiritual y demás dotes que han hecho de Mrs. Eddy nuestra Leader. El humano concepto de la energía atómica con sus posibilidades para bien y para mal ocupa en el pensamiento humano un lugar crecientemente importante. Presintiendo la resistencia que el materialismo opondría a las enseñanzas espirituales y práctica de la Christian Science, nuestra Leader declaró (Ciencia y Salud, pág. 83): “Los mortales tienen que encontrar refugio en la Verdad para escapar del error de estos días postreros.” Cuán reconfortante es leer también en sus Miscellaneous Writings (Escritos Diversos, pág. 190): “La acción atómica es Mente, no materia. No es ni la energía de la materia, ni el resultado de la organización, ni el producto de la vida infundida en la materia: es el Espíritu infinito, la Verdad, la Vida desafiando al error o la materia.”

Por lo ya dicho se vera que el Científico Cristiano necesita cada una de las Lecciones-Sermones. Es imposible apreciar en demasía el valor de familiarizarse uno con las declaraciones absolutas de la Ciencia divina que se emplean para desarrollar los temas de las Lecciones-Sermones. También necesitamos que se nos aliente con seguridades como la que nos da Isaías (41:10) y que formó parte de una Lección-Sermón de hace pocas semanas: “¡No temas, porque contigo estoy yo! ¡no desmayes, porque yo soy tu Dios! ¡te fortaleceré, sí, te ayudaré, sí, te sustentaré con la diestra de mi justicia!”

Hace meses que una de las lecciones incluía esta cita de I Timoteo 2:1, 2: “Exhorto, pues, ante todo, que se hagan rogativas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad; para que nosotros pasemos una vida tranquila y sosegada, en toda piedad y honestidad.” Hemos de encontrar que lo que parece ser nuestros problemas han de disminuir y desaparecer a medida que oremos por el mundo. Un concepto correcto de nación y de gobierno es de importancia vital para nosotros. Nuestras Lecciones-Sermones nos revelan tales conceptos que han de dar por resultado la elevación de las naciones que más se aproximen al gobierno del Cristo. Esas serán las naciones que más han de contribuir al progreso de la humanidad en general. Así se cumplirá la profecía que leemos en la Biblia (Isaías 9:6): “El [gobierno] estará sobre su hombro.” La idea que es Cristo dirige. Es universal. Ninguna nación puede monopolizarlo, ni puede nadie eclipsarlo ni destruirlo.

A efecto de que tratemos con eficacia los acontecimientos del mundo, demostremos la espiritualidad pura, única capaz de anular las amenazas de guerra, el obscurantismo del Oriente y las sugestiones hipnóticas de la teología escolástica. Por tanto, sólo la espiritualidad que es la consciencia del Cristo puede resolver los problemas de las gentes y de las naciones. El estudio devoto de las Lecciones-Sermones espiritualiza nuestro pensamiento y nuestras acciones. ¿Estamos aprovechando plenamente esta gran dádiva de Amor en beneficio nuestro y de toda la humanidad? Otra vez en palabras de Isaías (62:10): “¡Pasad, pasad por las puertas! ¡preparad el camino para el pueblo! ¡alzad, alzad la calzada! ¡recoged las piedras! ¡levantad bandera para los pueblos!” Nuestra Guía, coronada por el Amor, ha levantado esa bandera. Sostengámosla en alto.

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