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Hace más o menos diez años, una amiga que...

Del número de diciembre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace más o menos diez años, una amiga que sentía preocupación por mí, me introdujo a la Ciencia Cristiana. Estaba padeciendo varias enfermedades, y confinada en cama la mayor parte del tiempo. Antes de eso había visitado varios hospitales y doctores para obtener alivio del dolor en mi estómago. Durante dos años se hicieron muchas pruebas pero los médicos no habían podido diagnosticar el mal; dependía demasiado, lamentablemente, de medicamentos e inyecciones.

Ante la imposibilidad de digerir alimentos sólidos, me había sometido a una dieta líquida por nueve meses. Los numerosos doctores, en consulta médica, habían determinado que tenía tuberculosis intestinal y otras complicaciones. Frecuentemente, no podía dormir y no podía atender ni siquiera al más mínimo quehacer doméstico. Los negocios de mi esposo iban mal, y con tres pequeñuelos y el costo de las medicinas, no podía sufragar nuestras necesidades.

Mi amiga me dio el libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, pensando que me ayudaría. Leí el libro de vez en cuando, pues, nunca esperé que su lectura me sanaría, pero lenta y ciertamente estaba siendo sanada. Después me pusieron en contacto con una practicista de la Ciencia Cristiana, y mediante su cariñosa ayuda y el estudio de la Biblia y del libro de texto, fui sanada de tuberculosis en quince días. Comí normalmente y digerí mi alimento. Dormí bien y lentamente empecé a recuperar peso. Posteriormente, también pude hacer mi demostración de provisión.

Vi un anuncio en el diario local y solicité el aprendizaje en el tratamiento de belleza con una firma de cosméticos; justamente, de entre muchas interesadas, sólo algunas fuimos seleccionadas. No sólo pude finalizar exitosamente mi adiestramiento, sino que me ofrecieron empleo, en el cual me he mantenido los últimos años. El trabajo es arduo, durante muchas y largas horas, pero por la gracia de Dios he estado perfectamente sana y puedo suplementar el ingreso de mi esposo y contribuyo a solventar las necesidades familiares.

Las palabras no pueden expresar mi gratitud por la Ciencia Cristiana. Por casi diez años mi familia ha confiado completamente en este exitoso método de curación. Estoy profundamente agradecida por mi calidad de miembro de La Iglesia Madre y de una sociedad local de la Ciencia Cristiana, y por la ayuda de los practicistas, que proporcionan un desinteresado servicio a la humanidad. También estoy agradecida por Cristo Jesús, nuestro Mostrador del Camino, y por la Sra. Eddy, que descubrió y brindó al mundo esta maravillosa religión que podemos practicar en nuestra vida diaria y que contiene todo lo que necesitamos para sastisfacer nuestras necesidades.

Estoy verdaderamente agradecida por la luz que siempre ha iluminado mi vida desde que me afilié a esta religión, y por la salud que ha disfrutado mi familia todo este tiempo.


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