Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Vislumbres del Cristo

Del número de diciembre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Cómo nos viene la ayuda de Dios?

¿Cómo nos manifiesta Dios Su propio ser?

Mediante Su Cristo.

El Cristo es el poder mismo de Dios, que perciben los humanos y que viene a despertarnos, vivificarnos y sanarnos. El Cristo es el mensaje divino que viene a la humanidad, pero siempre viene de Dios.

Jesús estaba tan consciente del poder del Cristo dentro de él, que a menudo se refirió a sí mismo como el Cristo. Refiriéndose al Cristo que él había venido a revelar, al Cristo que estaba hablando por medio de él, Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo”. Juan 6:51; Pero algunas veces se refirió a sí mismo como el Hijo del hombre, que debía padecer muchas cosas.

Los patriarcas conocieron algo de este poder divino. En su libro Ciencia y Salud la Sra. Eddy escribe: “Abraham, Jacob, Moisés y los profetas percibieron gloriosas vislumbres del Mesías o Cristo, que bautizó a estos videntes con la naturaleza divina, la esencia del Amor”.Ciencia y Salud, pág. 333;

Nunca podré olvidar el consuelo que estas palabras me trajeron la primera vez que las leí. El que se nos enseñe que somos pecadores para luego decirnos que debemos seguir el ejemplo de uno que no tenía pecados, siempre ha sido frustratorio, pero ahora con la Ciencia Cristiana la barrera se vino abajo. El Cristo, la idea espiritual, fue conocida en la tierra mucho antes del nacimiento de Jesús. Otros la habían recibido ¿por qué, entonces, no podríamos nosotros participar hoy en día de sus bendiciones?

Jesús, nacido de la comunión espiritual consciente de María con Dios, fue el Mostrador del camino para la humanidad. Su misión fue conducirnos fuera de este mundo de sueños del materialismo; decirnos que la luz que brilló con tanta gloria a través de él era verdaderamente el Cristo, que está pronto para bendecir a todos los que son suficientemente desinteresados para soportar su cruz y compartir su corona. Podemos seguir adelante con renovada confianza porque hoy en día hay un poder espiritual en la tierra que está siempre cerca para aconsejarnos, inspirarnos y protegernos. Este poder que proviene siempre de Dios, nos trae una nueva forma de encarar los asuntos de la vida diaria y llega exactamente donde nos encontramos.

La Sra. Eddy ilustró de un modo sencillo el propósito del Cristo, cuando en 1901 concedió una entrevista al New York Herald. Como está consignado en ese diario y relatado en The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea), la Sra. Eddy explicó al periodista: "Si dijéramos que el sol representa a Dios, entonces todos sus rayos colectivamente representarían al Cristo, y cada rayo individual a hombres y mujeres. Dios el Padre es mayor que Cristo, mas Cristo es 'uno con el Padre', y de esta manera el misterio es explicado científicamente”.Miscellany, pág. 344;

De acuerdo con esta ilustración, podemos ver lo que ocurre cuando viajamos en avión en un día nublado. A medida que el avión se eleva por entre las nubes hacia la luz del sol que está más arriba de las nubes, podemos mirar hacia abajo y ver cómo, siempre que hay un espacio entre las nubes, unos cuantos rayos de sol calientan la tierra mucho más abajo. Se necesita sólo una pequeña separación entre las nubes para que la luz del sol penetre inevitablemente. Así es como la luz del Cristo a menudo nos llega. Cada vez y dondequiera que apartemos las nubes oscuras de los pensamientos materiales, hacemos lugar al mensaje de Dios.

Es un pensamiento profundamente inspirador el hecho de que en cada consciencia humana brilla un rayo indestructible y vivo del espíritu del Cristo. Ésta es nuestra unidad con Dios, la unidad que Jesús conoció tan bien y que tan infaliblemente probó. Es nuestra verdadera identidad, completamente separada de la personalidad material; es lo que somos nosotros, tal como Dios nos conoce. Esto es lo que nos revela la vida y obra de Cristo Jesús: somos una sola familia, los hijos de nuestro Padre-Madre Dios. Inspirado por el Espíritu Santo, pudo decir: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Juan 14:23.

Todo esto puede ser muy nuevo para nosotros. Hacemos bien en meditar sobre estas cosas y mantenerlas ocultas en nuestros corazones, igual que María en la época del nacimiento de Jesús. Pero desde el primer destello la luz interior trae poder; debemos confiar en ella, hacerle lugar y dejar que se vaya desarrollando hasta alcanzar su plena expresión.

Confiemos en nuestras “gloriosas vislumbres del Mesías, o Cristo”. Ellas harán el trabajo por nosotros.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / diciembre de 1974

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.