El concepto de solidez de “bola de billar”, de los componentes atómicos de la materia, cayó en desuso ante la física atómica moderna. Pero la Ciencia Cristiana va más allá al revelar que la materia es enteramente insubstancial. Reconoce que Dios, el único Creador, es Espíritu, la Mente divina, y que Su creación (el único universo verdadero) es exclusivamente espiritual. A pesar de la aparente substancialidad de la materia, la Sra. Eddy dice: “El átomo material es una falsedad delineada por la consciencia, que sólo puede acumular otras pruebas de consciencia y de vida, agregando una mentira a otra mentira”.La Unidad del Bien, págs. 35–36;
Si uno comprende que un simple átomo es una falsedad, se puede comprender que todo el colosal conjunto de átomos que la humanidad ve en la creencia de un mundo material, como también en el cuerpo material, es igualmente “una falsedad delineada por la consciencia” — meramente la objetivación del pensamiento mortal falso. De modo que si uno encara un caso de discordancia y enfermedad, puede rechazarlo como parte de la falsedad de una mente irreal. Puede reemplazarlo con los pensamientos verdaderos de la única Mente divina y real. Esto corrige la falsa creencia y, mediante el mejoramiento de los objetos de la consciencia, sana la discordia y pone el cuerpo en libertad.
La Mente divina, Dios, o la Verdad, destruye la creencia en la materia y su concepto discordante de la vida tal como la luz destruye la oscuridad. La Biblia dice, “Dio él su voz, se derritió la tierra”, Salmo 46:6. y relata muchos milagros que ocurrieron al comprender el poder de Dios.
Si estamos sufriendo por alguna condición material anormal, siempre podemos ejercitar el poder de la Mente para reemplazar con la verdad espiritual los pensamientos falsos y discordantes que han producido la anormalidad. Pero si utilizamos la voluntad humana — el mero esfuerzo de intercambiar una creencia mortal por otra — complicamos el problema agregando “una mentira a otra mentira”. Debemos reconocer la perfecta e invariable naturaleza espiritual del universo de Dios y el poder de la Mente divina gobernando la substancia, actividad, y funciones del hombre. Entonces la discordancia será destruida, y la evidencia física discordante se rendirá ante la realidad espiritual y armoniosa.
    