Al contemplar nuestro mundo, como lo hacemos hoy en día a través de la televisión, sacamos en conclusión que es un mundo de contrastes. Por ejemplo, podemos ver en la misma noche a un grupo de gente en un ambiente de lujo tomando una cena suntuosa, o a una familia en un sampán comiendo su tazón de arroz.
Y, hablando de contrastes, qué diferencia entre las extensamente difundidas sugerencias que nos imponen los diferentes medios de información de hoy en día — “cuide su salud”, “vigile su dieta”, “tome vitaminas” — y las simples palabras de Jesús: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Su demanda es: “Buscad primeramente el reino de Dios v su iusticia”. Mateo 6:25, 33;
Cristo Jesús enseñó que Dios es Espíritu y que el hombre es el linaje del Espíritu. La avalancha de advertencias sobre el cuidado del cuerpo, de nuestra dieta y demás, resulta de la creencia de que el hombre es un producto material que, como las bestias y los vegetales, necesita ser alimentado por completo materialmente para tener salud y bienestar.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!