Revelación implica el descubrimiento de algo desconocido hasta ahora, especialmente de algo que se manifiesta sólo por medio del poder propulsor de Dios. Todo lo que es de la divinidad se origina con la divinidad y no con seres humanos. Dios se ha revelado a Sí mismo gradualmente a través de incontables centurias, a medida que los pueblos se han rendido humildemente ante Su presencia y han comprendido que existe algo más allá del concepto material de la vida, algo puro y divino que le es natural al hombre.
Mediante revelaciones silentes, Dios se interpreta a Sí mismo, da a conocer Su naturaleza, Su creación, Su voluntad, Su ley, Su hombre, la idea verdadera de la veneración. Entonces, el poder divino invariablemente impone su autoridad sobre la materia y el mal mediante la curación de las contradicciones de la armonía, pues ésta es siempre la evidencia de la creación de Dios — Su cielo. La curación es la insignia de la revelación verdadera. Hace valedera la afirmación de que una revelación se ha manifestado.
Cuando Cristo Jesús inició su ministerio público, sus primeras palabras confirmaron que una revelación estaba a punto de ocurrir. Dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 4:17; El mundo estaba preparado para un concepto más elevado de la vida tal como existe en Dios. Una formidable revelación estaba a sus umbrales.
En los primeros tiempos, los devotos adoradores habían vislumbrado la revelación divina, habían sido testigos de curaciones y obras maravillosas. Pero el pueblo las consideró simples milagros aislados y no las señales de la ley espiritual y constante. Ahora, por intermedio del Salvador, el gobierno de Dios, el Espíritu, se iba a demostrar como un poder sin parangón. El amor, la verdad, la salud, la pureza, la justicia, el poder y la vida inmortal iban a ser demostrados como la expresa voluntad de Dios para todos. La materia iba a ser puesta bajo los pies del Cristo, la naturaleza divina, y la perfecta relación del hombre con el Padre único, iba a ser revelada, y manifestada su unidad con su fuente original.
La magnitud de la revelación de Jesús acerca del cielo, incluía toda la creación. No sólo iba a comprobarse que la salud, las facultades, la impecabilidad y la inmortalidad del hombre estaban en concordancia con la voluntad de Dios, sino que el tiempo, el espacio, la gravitación, las fuerzas del mar y del aire, iban a ser conformadas a Su ilimitada ley del bien. Las posibilidades de dominio del hombre fueron reveladas en todo lo que le concierne, mediante la comprensión que el cristiano por excelencia tenía acerca de la vida verdadera en Dios.
Jesús hizo fructificar la curación cristiana al máximo durante su breve permanencia en la tierra. Él demostraba una ley que está presente en toda época, pero que tiene que ser comprendida si ha de sentirse su gobierno.
Por causa de la preponderancia del craso materialismo en la raza humana, el poder sanador que Jesús había enseñado como un elemento de verdadera devoción a Dios, pronto se perdió. Los hombres establecieron hospitales y sistemas médicos para sanar a los enfermos. Y los cristianos casi invariablemente limitaron sus esfuerzos curativos sólo a la destrucción del pecado. Las curaciones que lograron el Maestro y sus seguidores más inmediatos fueron relegadas, otra vez, a la categoría de fenómenos contranaturales. Las consideraron como acontecimientos sobrenaturales y no como pruebas de la ley que revela la omnipotente voluntad de Dios.
Jesús previó esta posibilidad, y dijo a sus seguidores: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”, Juan 16:12; y prometió que vendría un Consolador, el espíritu de Verdad, el Espíritu Santo. “Él os enseñará todas las cosas”, dijo el Salvador, “y os recordará todo lo que yo os he dicho”. 14:26;
Casi dos mil años transcurrieron antes de que la profética promesa de Jesús fuera cumplida, y antes de que Mary Baker Eddy descubriera y fundara la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens.. Esta Ciencia explica que el principal objetivo de la profecía no es tanto el vaticinio del futuro como su influencia sobre él. Ante el poder de la realidad divina albergada en el pensamiento, toda creencia material que obscurezca esa realidad es forzada a desaparecer. Y ése fue el efecto de la gran visión espiritual de nuestro Maestro. La subsecuente purificación de la consciencia humana a medida que la profecía se cumplía siguió el curso de menor resistencia a la verdad que él había percibido. Finalmente este curso de espiritualización abarcó el corazón y la mente de alguien que obedeció las verdades que constituyen la realidad acerca de Dios y el hombre. Mary Baker Eddy estaba en línea directa con la revelación a medida que la realidad aparecía gradualmente. Ella estaba preparada para descubrir la ley que Cristo Jesús había demostrado. La Ciencia Cristiana vino a ella como una revelación de la Verdad, y la validez de esta revelación fue confirmada por medio de la curación tal como lo había sido en el pasado. Ella misma fue sanada de las consecuencias de un accidente que se temió podría ser fatal.
Esta curación motivó a la Sra. Eddy a investigar las Escrituras hasta que fue capaz de interpretarlas, particularmente, la importancia de la gran misión sanadora de Jesús. Después de algunos años de estudio y de obras sanadoras en beneficio del prójimo, escribió su hallazgo en el libro que subsecuentemente ha sanado a innumerables lectores que se han percatado, en cierto grado, de las maravillosas verdades que contiene. Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras aclara las verdades acerca de Dios, el hombre, la vida, la ley, la salud y de la semejanza al Cristo, las cuales fundamentan toda curación verdadera y espiritual. Estas verdades vinieron a la Sra. Eddy mediante el poder divino. Sin este poder, la mente humana no puede explicarse la naturaleza de Dios. Sólo Dios puede explicar Su naturaleza a la humanidad. La razón tiene su lugar en este desarrollo porque el razonamiento correcto provee un eslabón entre el entendimiento humano y el divino. La razón y la revelación, reunidas en el pensamiento humano por medio de la inteligencia, actúan de consuno para destruir la ignorancia mortal y demostrar la realidad espiritual. La validez del razonamiento correcto basado en la revelación se prueba por la obra sanadora.
La Sra. Eddy dice de su experiencia de cómo vino a ella el desarrollo de la verdad: “La mano divina me condujo a un nuevo mundo de luz y Vida, un nuevo universo — viejo para Dios, pero nuevo para Su 'pequeñita' ”.Retrospección e Introspección, págs. 27–28 ; Los miles de personas que han leído Ciencia y Salud perceptivamente, podrán atestiguar de la innovación de vida y el poder de la revelación que les trajo las inspiradas verdades inscritas en este libro.
La Sra. Eddy dice: “Me avergonzaría de escribir, como lo he hecho, acerca de 'Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras', si ésta fuera de origen humano, y yo separada de Dios, fuera su autor. Pero como yo sólo fui un escriba haciéndome eco de las armonías del cielo en la metafísica divina, por eso, no puedo ser supermodesta en mi estimación del libro de texto de la Ciencia Cristiana”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 115;
Uno no puede observar los frutos del entendimiento de las verdades desplegadas en Ciencia y Salud sin reconocer que es una revelación de lo alto, una clara interpretación de todo lo que Cristo Jesús logró por medio de sus preceptos y práctica. Mediante esta revelación los hombres están cambiando su base de vida y mente y substancia de la materia al Espíritu. Y están encontrando la salud y la paz.
Jesús ofreció el potencial ilimitado de la idea verdadera del hombre creado a la semejanza de Dios, pero describió muy poco el método por el cual se obtiene este potencial. Por otra parte, la Ciencia Cristiana proporciona reglas explícitas para la curación de la enfermedad y del pecado, y aun de la muerte. Esta Ciencia provee un sistema por el cual la ley divina se aplica a las limitaciones humanas y todos los males de los hombres y destruye todo lo que desafía la voluntad de Dios.
La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “He expuesto la Ciencia Cristiana y su aplicación al tratamiento de la enfermedad tal como las he descubierto. He demostrado por medio de la Mente los efectos de la Verdad sobre la salud, la longevidad y las costumbres de los hombres, y no he encontrado nada en los sistemas antiguos o modernos en que fundar el mío, excepto las enseñanzas y demostraciones de nuestro gran Maestro y las vidas de los profetas y apóstoles. La Biblia ha sido mi única autoridad”.Ciencia y Salud, pág. 126.
Lo que la Sra. Eddy descubrió como un correlativo de la revelación de la Verdad divina es esencial para la práctica de la curación cristiana. Ella comprendió que sólo el pensamiento gobierna el cuerpo, que el pensamiento no sólo produce algunas sino todas las condiciones del cuerpo humano. De modo que lo único que se necesita para sanar el cuerpo es espiritualizar el pensamiento.
Ella descubrió que la sensación no está en la carne sino en las sugestiones agresivas de la mente mortal o carnal, que la Biblia denomina el mal.
Descubrió el asombroso hecho de que toda la materia es una sugestión hipnótica y no la substancia que los sentidos físicos pretenden que es. Probó que el Cristo, la idea divina de Dios, es capaz de destruir el hipnotismo en su raíz misma y así desechar las ilusiones de los sentidos que afligen a la raza humana.
Ella descubrió que el pecado, es decir, la mente mortal hace pecadores y no los pecadores los que hacen el pecado. Cuando se prueba esto, el yo humano redimido queda libre para avanzar con la certeza de una regeneración que comprende la perfección del hombre espiritual, tal como él existe por toda la eternidad.
La revelación de que Dios es Todo, de la invariable unidad del hombre con su Hacedor, del poder que acompaña a las cualidades semejantes al Cristo, de la vida que no puede morir porque es impecable — estas verdades constituyen el cielo en el hombre, el cielo que Cristo Jesús dijo: “se ha acercado”.
La Ciencia Cristiana fue revelada a la Sra. Eddy como la ley de Dios, la fuerza de Su voluntad que crea, gobierna y mantiene el cielo. El Científico Cristiano sabe que cada curación que experimenta es una revelación de este estado de la Mente. Cada curación saca a luz cierta medida de la gloria que es el reino del Amor. Por eso, él prosigue esforzándose por llevar a cabo las posibilidades de la revelación que descubrió su Guía para la salvación final de toda la humanidad.