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Debí haber dado este testimonio hace...

Del número de mayo de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Debí haber dado este testimonio hace mucho tiempo.

Casi a los dos años de haber regresado de la Primera Guerra Mundial, enfermé y me desalenté mucho. Un médico, viejo amigo mío y de mi familia, después de examinarme, pidió permiso a mi madre para llamar a otro médico. Su pedido le fue concedido y no sólo un médico sino tres más me examinaron. Los cuatro dijeron que tenía yo poco tiempo de vida — tal vez un mes. Dijeron que había veneno en mi sistema por fumar excesivamente.

El médico, mi buen amigo, permaneció conmigo después que se fueron los otros médicos, y tuvimos una larga charla. Me aconsejó que usara el sentido común y que emprendiera el estudio de Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens.. Me dijo que no me haría mal y que podría curarme. Él había conocido a varias personas que habían sido desahuciadas por médicos pero que habían sanado al estudiar la Ciencia Cristiana.

Seguí su consejo. Empecé a estudiar en serio Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Me interesó en seguida, y desde el día en que empecé a leer este libro comencé a mejorar. No quiero decir que el deseo de fumar me dejó inmediatamente. De hecho, pasó mucho tiempo antes que el deseo de fumar me dejara completamente. Pero desde entonces, hasta ahora, jamás he tocado el tabaco en forma alguna. Acepté la Ciencia Cristiana de todo corazón. Fui sanado. Mi amigo, el médico, estaba muy contento de ver los resultados del consejo que me dio.

Me afilié a La Iglesia Madre y a una iglesia filial. Más tarde tomé instrucción en clase con la practicista que me había ayudado y que llegó a ser maestra de Ciencia Cristiana.

Hace unos treinta años tuve una grave enfermedad con dolores en el abdomen. Llamé a mi maestra, que nuevamente me dio tratamiento. Mandó a un condiscípulo mío para ayudar a mi mamá a cuidar de mí, porque yo estaba en tal condición que no podía cuidarme yo solo. Mi maestra también vino todos los días, y algunas veces por la noche.

El médico que me introdujo a la Ciencia Cristiana, al no verme por el vecindario, vino a verme. Dijo, después de hacerme algunas preguntas, que si fuera a diagnosticar mi caso diría que yo estaba sufriendo de un tumor canceroso maligno. Mi maestra fue notificada de esto, y mediante su trabajo de oración, en cerca de una semana, desapareció el tumor. Desde entonces, durante todos estos años, jamás he tenido ni tan siquiera una sugestión de esta enfermedad.

No sólo por estas dos curaciones, sino por muchos casos de protección y de otras curaciones, y por demostraciones de provisión, deseo expresar mi gratitud a Dios, por nuestro Mostrador del camino, Cristo Jesús, por Mary Baker Eddy, por mi fiel maestra, y por todos aquellos que me han ayudado en la Ciencia Cristiana, incluyendo a mi querida esposa, que también es una practicista de la Ciencia Cristiana. Llevamos casados casi veinte años y ambos estamos muy felices en nuestro trabajo como Científicos Cristianos.

¡Qué maravilloso que la Ciencia Cristiana me ha bendecido, y todavía me está bendiciendo, así como a los míos, y a todos!


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