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Espiritualizando el pensamiento mediante el poder moral

Del número de mayo de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El común de la gente piensa que lo “moral” se refiere simplemente a la capacidad para distinguir entre lo que es correcto y lo que no lo es, especialmente en lo que se relaciona con la conducta sexual. Pero uno de los temas más fascinantes en el estudio de Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., es el del desarrollo del poder moral; sus posibilidades son infinitas. Además, al estudiar a fondo la Biblia y las obras de Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, con la ayuda de las Concordancias, se hace evidente de inmediato que el poder moral es básico, que es un requisito previo para el logro de cualquier cosa buena que deseemos, ya sea salud, ingresos, mejores relaciones humanas, felicidad verdadera, y hasta situaciones mundiales mejores.

Sin embargo, ya que tanta atención se presta hoy en día a las relaciones matrimoniales, prematrimoniales y extramatrimoniales, el aspecto sexual del tema de la moralidad merece un examen cuidadoso por parte de los Científicos Cristianos, aunque esto no abarque la totalidad del tema.

En todo período de cambios en los estilos de vida, siempre se apremia a la gente, a menudo en gran manera, para que definan nuevamente sus valores, ajusten sus normas y se adapten a los conceptos populares, de modo que puedan hacer lo que hacen los demás sin remordimientos de conciencia ni críticas de aquellos que quizás ellos amen y respeten. Entonces, si este cambio de valores no es rápidamente aceptado, el segundo apremio es el de cuestionar estos valores: ¿No han pasado nuestras normas de moda? ¿Quién puede decir lo que está bien y lo que está mal? ¿Tiene valor intrínseco una hoja de papel llamada licencia de matrimonio?

No está mal cuestionar. Es posible que la Ciencia Cristiana no estuviera aquí hoy en día si a través de los siglos la gente no hubiera cuestionado nada. La equivocación consiste en contentarse con racionalizar en lugar de persistir en las preguntas hasta que la búsqueda y la oración nos traigan respuestas válidas y satisfactorias.

Aquí es donde entra en función el desarrollo de ideas. Y nada hay más estimulante que seguir la historia de cómo la idea moral se fue desarrollando a lo largo de la Biblia y en los escritos de la Sra. Eddy.

Es interesante notar que las palabras “moral” e “inmoral” no aparecen en las Escrituras. Pero el conflicto emprendido entre ambos conceptos puede observarse estudiando el significado de las palabras “adulterio”, “lascivia” y “fornicación”.

Estos términos están asociados en la Biblia con la complacencia extrema de los sentidos, apetitos, entrega al vicio, idolatría, hechicería y la adoración a Baal, o sea, todo deseo excesivo por la materialidad en sus diversas formas. Cuando tales tendencias predominaban, el pueblo sufría. Perdían batallas, caían prisioneros, pasaban por períodos de hambre y otras calamidades. Parecía como si estuvieran separados de Dios. Pero cuando les volvieron la espalda a estos errores, el pueblo prosperó. Moisés trató de ayudarlos estableciendo leyes restrictivas. Todos los profetas predicaron contra esas malas costumbres.

Pero Jesús fue el que elevó radicalmente la moralidad más allá de la mera conducta física, y reveló sus aspectos espirituales. Sus enseñanzas indican que es la pureza de pensamiento lo que se requiere, y mediante las Bienaventuranzas con sus bendiciones, percibimos algo de la ilación del poder que se genera al expresar cualidades espirituales en lugar de materiales. Sin embargo, Jesús aclaró que no había venido a destruir la ley que Moisés había establecido.

Pablo nos da una perspectiva más amplia del poder moral en su Epístola a los Romanos. En el capítulo séptimo hay un maravilloso análisis de la ley, y de la lucha que se efectúa en el ser humano para superar las sugestiones de la materialidad, o naturaleza animal. Él deplora el intento de la voluntad humana, la voluntad de la carne, de retener a la humanidad en cautiverio mortal; y considera que, aunque la ley mosaica desenmascara el pecado, que de otra manera quedaría sin definir, esta ley no es suficiente por sí misma para resolver la lucha. La liberación debe venir de Dios mismo mediante el Cristo. Pablo continúa en el capítulo octavo ampliando su explicación sobre esta liberación, que ha venido para traernos completa liberación del pecado, y sin ninguna condenación. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. Rom. 8:1, 2; Cualquier equivocación es anulada al reconocer y expresar de todo corazón la naturaleza del Cristo.

Si hemos elegido la Ciencia Cristiana como nuestra manera de vivir, si estamos confiando en ella para satisfacer nuestras necesidades, y si mediante sus enseñanzas estamos luchando para salir de las restricciones materiales hacia una percepción más clara de nuestra identidad espiritual, es necesario que escuchemos su guía.

En la página 115 de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Sra. Eddy nos da la “Traducción Científica de la Mente Mortal”, y la segunda etapa de esta traducción se describe como “moral”. Incluye las cualidades de “humanidad, honradez, afecto, compasión, esperanza, fe, mansedumbre, templanza”.

Al igual que Jesús, la Sra. Eddy ha revelado la moralidad como norma de conducta, un requisito necesario para alcanzar la espiritualidad. Ella ha ido mucho más allá de la simple decisión entre lo correcto y lo incorrecto. Es nuestra manera de vivir. Además, ella continuamente pone énfasis en el hecho de que sin las cualidades morales no podemos esperar que nuestras oraciones se cumplan, que nuestras necesidades sean satisfechas. “Para curar una dolencia corporal, hay que tomar en cuenta toda ley moral infringida y reprender el error”.Ciencia y Salud, pág. 392;

Mediante el estudio de este tema comenzamos a ver que todo poder que expresemos está en proporción a nuestra bondad. Este poder opera mediante la ley, la ley moral. Es evidente que todo lo que tenemos, todo lo que esperamos realizar, depende de nuestra obediencia a esta ley.

Pero el desarrollo no cesa aquí. Escudriñando más profundamente la Biblia y las obras de la Sra. Eddy, comprendemos lo que Pablo vio — que el verdadero ánimo moral es una fuerza que se origina en el Espíritu. “La ley de Dios es la ley del Espíritu, una fuerza moral y espiritual de la Mente inmortal y divina”,Miscellaneous Writings, pág. 257. son las palabras de la Sra. Eddy.

El poder moral surge de esta comprensión. Está despojado de todo significado físico. Su consistencia es espiritual, una fuerza de la Mente divina. No es algo que los seres humanos luchan por obtener. No es una virtud personal que se elige. Es el poder espiritual que opera en nosotros y en el mundo. Es el medio por el cual el mal puede eventualmente ser vencido y eliminado. Y puesto que el poder moral pertenece a la Mente, es reflejado por nuestra identidad espiritual. Forma parte de nuestra verdadera naturaleza. Y toda evidencia de este poder en nuestra naturaleza humana debe ser alimentada y cuidada.

Ahora bien, ¿cómo se aplica todo esto a nuestra situación actual? ¿Cómo contesta las preguntas antes formuladas? A saber: ¿No han pasado de moda nuestras normas? ¿Quién puede decir lo que está bien y lo que está mal? ¿Tiene valor intrínseco una hoja de papel llamada licencia de matrimonio?

Sabemos que una comprensión de nuestra identidad espiritual gobierna y moldea nuestra vida humana y todo lo que experimentamos. Si nuestra meta es expresar cada vez más esta identidad verdadera, entonces debemos esforzarnos por ver esta experiencia humana cada vez menos dominada por la materialidad con todos sus instintos y sugestiones.

Esta importante meta está claramente expuesta en Ciencia y Salud. Así como nos dice que no hay enfermedad o muerte aunque no lo hayamos demostrado, así también nos dice que el matrimonio simboliza la unidad espiritual, y que el acto sexual tiene como único propósito la generación. Pero su enseñanza no es tan absoluta que excluya la necesidad humana, el reconocimiento de que no todos hemos alcanzado estas metas finales. Esta enseñanza nos impulsa a trabajar hacia estas metas, por medio del dominio de los impulsos materiales y de la negación de las pretensiones de la materia, para continuar progresando espiritualmente por medio del valor moral.

Las respuestas en cuanto a lo que debemos o no debemos hacer, están en la Biblia y en las obras de la Sra. Eddy. ¿Acaso no aclaran ellas que hasta que no se llegue a la profecía bíblica en la que ni se casarán ni se darán en matrimonio, la Ciencia Cristiana apoya el estado matrimonial? La Ciencia Cristiana apoya la ley que prohibe las relaciones pre o extramatrimoniales, y la homosexualidad. Reconoce el casamiento como el medio legal de proteger y defender los derechos de ambos cónyuges que han elegido compartir su experiencia humana en este mundo. Insta a que las promesas hechas en la ceremonia matrimonial asuman un significado espiritual de amor y de honor en su sentido más elevado. Entonces la obediencia será liberación; la sujeción, libertad; y el amor por el bien y la moralidad — poder y dominio.

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