El punto de vista de la Mente omnisciente es siempre la iluminación espiritual. En Retrospección e Introspección, la Sra. Eddy escribe: “Toda consciencia es Mente, y la Mente es Dios. De ahí que haya sólo una Mente; y esa es el bien infinito, suministrando toda Mente por la reflexión, no por la subdivisión de Dios”. Ret., pág. 56;
La Ciencia Cristiana enseña que el hombre es el reflejo de la Mente divina, la expresión o emanación del Espíritu infinito que lo incluye todo. Es el efecto perfecto de una causa perfecta y sólo puede expresar lo que constituye la naturaleza de esa causa.
Desde un punto de vista humano, es fundamental ser receptivo a estas verdades acerca de Dios y del hombre, porque esta receptividad es la puerta abierta para el Cristo, la Verdad, que sana. La receptividad se origina en un gran anhelo y deseo por la Verdad y en la humildad que espontáneamente pone de lado el sentido mortal de las cosas, incluso opiniones y prejuicios preconcebidos.
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