¿Piensa usted a veces que la vida se asemeja a una montaña rusa en un parque de diversiones? ¿Subidas empinadas, bajadas repentinas y poca estabilidad entre lo uno y lo otro? En su forma más leve, esta aflicción mental se denomina a veces “temperamento artístico”; en su forma más severa “manía depresiva”. Pero, sea cual fuere su nombre, ¡no es algo a lo que tengamos que someternos!
Después de haberme encontrado esclavizada durante mis años universitarios por una vida de altibajos temperamentales, añoraba liberarme de este yugo. De momentos de extrema depresión, en los cuales me acometían intensos impulsos de suicidarme, pasaba al extremo opuesto — a una euforia agotadora. Traté de normalizar esta situación mediante drogas, pero no surtieron ningún efecto. Finalmente, recibí mi curación por medio de la Ciencia Cristiana.
¿Cómo ocurrió? Comencé a percibir la naturaleza de Dios y mi parentesco con Él, como Su hija. Entonces pude comportarme de manera más semejante a la naturaleza de Dios. El Cristo estaba trabajando.
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