Partiendo de la premisa de que Dios, la Mente divina, el Todo-en-todo, es la gran Causa Primaria, la Ciencia Cristiana deduce que todo efecto verdadero debe ser la manifestación de la Mente. La Mente es el origen y la condición de todo lo que realmente existe. La creación manifiesta incesantemente la naturaleza, el ritmo y el orden de su creador, como “cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios”. Job 38:7;
La Ciencia Cristiana enseña que el hombre es la idea o reflejo de la Mente divina. Como expresión de la Mente, vive eternamente en la Mente que todo lo sabe y todo lo ve, y como reflejo sabe, ve, y está consciente de lo que la Mente sabe, ve, y está consciente. La Mente divina es por lo tanto el origen del hombre, y el hombre es la emanación de Dios. Este hombre está consciente de que está incluido en la Mente que lo concibe, y está consciente de que en su fuente divina tiene todo lo que necesita. Puesto que todas las cosas ineludiblemente participan de la naturaleza de su origen, el hombre participa de la naturaleza de Dios. Puesto que todo participa de esta naturaleza, el hombre emana de Dios como el rayo de luz emana del sol. Coexiste con Dios en el punto de la perfección. Es semejante a aquello que es la causa de su existencia. El hombre es la semejanza de Dios.
Como el hombre refleja la Mente que todo lo sabe, él está siempre consciente de la realidad espiritual. La Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe: “Para Dios, saber es ser; es decir, lo que Él sabe debe existir verdadera y eternamente”. Y agrega: “Él es la Mente; y todo lo que Él conoce se manifiesta, y debe ser la Verdad”.No y Sí, pág. 16; Es evidente, por lo tanto, que es el conocimiento de Dios lo que determina todo el ser del hombre. Cristo Jesús expresó un pensamiento similar cuando dijo que únicamente el Padre conoce al Hijo (ver Lucas 10:22). Como reflejo de Dios, el hombre refleja el conocimiento que el Padre tiene de Su hijo. El hombre verdadero sabe que Dios es su Mente, la fuente permanente de su ser saludable y gozoso.
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