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La naturaleza continua del bautismo

Del número de diciembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En muchas religiones se considera el bautismo como un rito material, un sacramento que se lleva a cabo en un momento determinado, y que simboliza la purificación. Algunos han adoptado el bautismo por inmersión en el agua, otros lo hacen mediante la aspersión. Cristo Jesús se sometió al bautismo por agua porque sintió que esto simbolizaba la necesidad de purificación moral, y porque la época y las costumbres así lo requerían. Dijo: “Deja ahora”. Mateo 3:15; Pero debe entenderse que él no empleó esta ceremonia como parte de su ministerio ni la aconsejó a sus seguidores.

Una de las dificultades que se presentan al considerar el bautismo como una ceremonia material, es que estamos propensos a perder de vista la continua purificación espiritual que es la esencia del bautismo. Juan el Bautista habló de Jesús como de alguien que bautizaría “en Espíritu Santo y fuego”. v. 11; Y a través de toda su enseñanza Jesús abogó por la purificación continua del pensamiento y de la vida, cuyo resultado fue la curación y la regeneración. La Ciencia Cristiana corrobora esto y da mucha importancia a la espiritualización del pensamiento que es lo que realmente nos libera del pecado y la enfermedad en forma permanente. La Sra. Eddy define “bautismo” en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, como “purificación por el Espíritu; sumersión en el Espíritu”.Ciencia y Salud, pág. 581;

El estudiante de esta Ciencia se ocupa diariamente, y hora tras hora, en purificar su pensamiento y su vida. Sabe que toda discordancia, todo sufrimiento y limitación, provienen de la creencia de que el hombre es una criatura material, cuyo origen está en la materia, que está gobernado por leyes materiales y sujeto al sentido corporal. Comprende que un verdadero sentido de bautismo es mucho más que una ceremonia de purificación, porque un simple rito no puede anular la pretensión de que haya pecado original. El bautismo debe abarcar la transformación del pensamiento de la materia al Espíritu. El individuo debe llegar a entender la naturaleza espiritual del hombre como imagen y semejanza de Dios. Debe llegar a comprender la substancia del Espíritu y la irrealidad de la materia. Cristo Jesús habló de la necesidad de nacer de nuevo. Dijo: “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Juan 3:5; Mostró aquí tanto la regeneración moral como la transformación espiritual son necesarias para una solución permanente a los problemas de la existencia humana.

La Sra. Eddy dice: “El bautismo del Espíritu Santo es el espíritu de Verdad que purifica de todo pecado; dando a los mortales nuevos motivos, nuevos propósitos, nuevos afectos, todos señalando hacia lo alto. Esta condición mental se manifiesta en fortaleza, libertad, profunda fe en Dios; y una evidente pérdida de fe en el mal, en la sabiduría humana, en la política, modos y medios humanos”.Miscellaneous Writings, pág. 204; El bautismo es emerger de la materia al Espíritu en todos los aspectos y su resultado natural es la espiritualización total del pensamiento y la vida. Ésta es la meta, como lo ilustró la ascensión de Jesús, y el bautismo nunca termina hasta que este cambio final se efectúe.

Cada curación obtenida en la Ciencia Cristiana es un acto de bautismo. Significa la regeneración del pensamiento y el reconocimiento de que la ley de Dios es suprema. El bautismo de fuego indica que los errores de pensamiento causarán sufrimiento hasta que sean corregidos por la Verdad y los sentidos falsos sean destruidos. Estos errores son expulsados de la consciencia humana a través de toda experiencia que sea necesaria para desenmascarar la falsedad del error. Jesús habló de esto una vez cuando dijo a sus discípulos: “¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?” Mateo 20:22; Evidentemente, él estaba mostrando la naturaleza progresiva y continua del bautismo. La resistencia a la Verdad se manifiesta en sufrimiento hasta que el falso sentido de vida separada de Dios se extinga. Entonces el sentido puro de vida en y del Espíritu se comprende y el hombre se conoce como la idea espiritual de Dios.

La Sra. Eddy dice: “El bautismo del Espíritu o la inmersión final de la consciencia humana en el océano infinito del Amor, es la última escena en el sentido corporal. Este acto omnipotente hace caer el telón sobre el hombre mortal y la mortalidad”.Mis., pág. 205. Un acto de tal naturaleza no es una experiencia emocional sino científica. Descansa en la comprensión y en el crecimiento espiritual del individuo hasta el punto que éste comprenda el todo de Dios, el bien, y la nada del mal. Fue divinamente natural para Jesús ascender cuando su pensamiento estaba tan completamente imbuido del Cristo, la naturaleza espiritual del hombre, que ya no fue más visto como un mortal corpóreo.

El bautismo es esencialmente una experiencia íntima que se lleva a cabo en la intimidad de nuestra relación con Dios. Ocurre cuando el individuo se arrepiente de sus errores y siente la libertad de haberse desprendido del pecado y del temor. La presencia de Dios, la presencia de la Verdad y el Amor, cuando se la comprende, contrarresta las creencias de la materialidad, elimina las penalidades y confirma nuestra fe en la bondad del hombre como hijo de Dios. No son necesarios ni el público ni el son de trompeta; tampoco el agua forma parte de esta transformación. Pero lo que sí se necesita es un corazón honesto, un anhelo constante y el sentido espiritual — un pensamiento receptivo. Con esta preparación uno puede ocuparse de su bautismo y probar en forma práctica la perfección del ser bajo el gobierno de Dios.

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