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El gobierno de la Mente divina

Del número de diciembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mucha gente siente intuitivamente que un poder superior gobierna los asuntos de las personas y de las naciones. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy declara con convicción: “El dominio de la Mente sobre el universo, incluso el hombre, ya no es una cuestión discutible, sino que es Ciencia demostrable”.Ciencia y Salud, pág. 171; Dios, la Mente inmortal, siempre está al alcance y cualquier persona puede recurrir a ella y encontrar paz, alegría, salud y provisión. Pero para disfrutar de estas bendiciones en nuestra experiencia, es necesario tener mucho más que una fe ciega en el poder de Dios. Necesitamos obtener, mediante la Ciencia Cristiana, la comprensión de lo que es Dios. Entonces, con firmeza y constancia, confiamos en Dios como el verdadero Principio de nuestro ser y sabemos que todo poder pertenece únicamente a Él.

Puesto que Dios es Mente, la Ciencia declara la unidad y el todo de la Mente divina y niega la creencia en una mente malvada o en muchas mentes antagónicas y competitivas. Los estudiantes de Ciencia Cristiana no ignoran que el mal y la lucha pueden parecer reales a aquellos que buscan ser liberados de la carencia, la frustración y la opresión. Pero saben que la Ciencia Cristiana puede ayudar a solucionar estos problemas trayendo al pensamiento humano una comprensión de la relación que existe entre Dios y el hombre.

Dios es Verdad, el Principio de la existencia que está en todo. Cuando aprendemos a conocer mejor a Dios, podemos entender la naturaleza e identidad verdaderas del hombre. Esto es cierto porque el hombre es la imagen y semejanza de Dios, como nos lo dice la Biblia en el primer capítulo del Génesis. El hombre incluye la inteligencia de la Mente, la eternidad de la Vida, la actualidad del Alma, la realidad del Espíritu, la permanencia del Amor. Con esta visión empezamos a percibir que el hombre real, el hombre que Dios ha creado, no es un mortal desdichado y pecador, incompleto o imperfecto. La naturaleza e identidad verdaderas del hombre expresan la inteligencia, pureza, salud, fortaleza, vitalidad, amor y dominio ilimitados de Dios.

¿Cómo utilizamos estas verdades espirituales para resolver nuestros problemas humanos? Jesús dijo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:32; Cuando uno conoce la verdad, reemplaza las ilusiones materiales acerca del hombre con la verdad o ideas espirituales. Cambia su modo de pensar de una base material al entendimiento espiritual. Cuando sigue así el camino de la Verdad, empieza a experimentar armonía en su consciencia y, por lo tanto, en toda su experiencia. La luz de la Verdad brilla más claramente a través de una consciencia pura. Cuando las capas de pecado y materialismo son lavadas por los torrentes de ideas puras de Dios, la realidad del ser se hace más evidente. Y esta realidad es siempre buena.

La consciencia es el punto importante a considerar. Una consciencia mejorada se manifiesta en un cuerpo mejor. La comprensión espiritual corrige la falta de armonía, ya sea física o mental. La curación se obtiene como resultado de percibir que la identidad real está identificada con el Espíritu infinito y, por lo tanto, incluye un sentido intacto de salud y bienestar.

En el proceso de reemplazar falsas creencias materiales con hechos espirituales, el pensamiento humano se purifica y libera tanto de pensamientos enfermizos como pecaminosos. Cuando el pensamiento humano se purifica, éste cede al poder de la Mente divina y sigue las indicaciones de la Verdad. La voluntad de Dios para todos es salud y perfección, no enfermedad e incapacidad. Su naturaleza como Amor divino nunca excluiría a nadie de Su creación, del tierno y completo gobierno que Él expresa. Comprender que Dios es Todo-en-todo, el Ser Supremo que creó el universo espiritual completo y bueno, es saber que podemos, y debemos, mantener pensamientos divinos; aquellos que expresan a Dios, el bien, y que reflejan amor.

Cristo Jesús vino a la tierra a mostrarle a la humanidad cómo aceptar el bien como lo real y rechazar el mal como lo irreal. Sabía que Dios es la Verdad y que el mal es una mentira y un mentiroso. Oró sin cesar, proclamando a Dios en toda Su gloria y viviendo siempre de acuerdo con su oración. Tal oración no puede fallar en su propósito, porque se basa en la verdad de que el bien es eterno, que ha existido siempre y no puede ser invertido. Utilizando esta comprensión espiritual para resolver los problemas que se presentan en la existencia humana, podemos demostrar la nada de todo lo que sea desemejante al bien, Dios. Nuestros días adquieren un nuevo gozo y propósito cuando aceptamos la verdad de que el hombre vive para expresar a Dios por medio de todas las cualidades, y de que Dios es la única fuente y ley de su ser.

A veces la gente cree que el gobierno de Dios está limitado, que la extrema pobreza, tanto nacional como individual, es muy grande para ser alcanzada y sanada por la Palabra de Dios. Pero esto no es verdad. El poder sanador de Dios es el poder sanador del Amor infinito, y está a disposición de toda la humanidad. Es obvio que no puede haber sentido de carencia en la Mente divina. El bien ilimitado de Dios se expresa universalmente. Está presente por doquier y es adecuado para satisfacer toda necesidad. El Amor divino no está lejos de la humanidad. Jesús tuvo un conocimiento absoluto de la substancia espiritual ilimitada, pero expresó este conocimiento en forma práctica, humilde y compasiva. Dios gobierna cada fase de la experiencia humana si confiamos en Él.

En la medida en que cedemos individualmente al gobierno de Dios, llegamos a ser agentes activos de Su afectuosa voluntad en la tierra. Cuando el amor a la humanidad se posesiona del corazón, este amor domina todo afecto y deseo. Este amor se manifiesta a sí mismo en un constante esfuerzo por bendecir a la humanidad. El que ve la necesidad del prójimo, trata de hacer todo lo que puede, tanto humana como espiritualmente, para suplir esa necesidad. Puede identificarse a sí mismo y a su prójimo como estando por siempre bajo el tierno cuidado del afectuoso Padre-Madre Dios que todo lo abarca, y que da todo y cuanto se necesita a cada memento. Leemos en Ciencia y Salud: “La consagración al bien no disminuye la necesidad que tiene el hombre de buscar apoyo en Dios, sino que la acrecienta”.Ciencia y Salud, pág. 262;

Todos podemos hacer más, amar más, orar más, no sólo para nosotros mismos sino para toda la humanidad. Debiéramos ver al hombre creado por Dios y no creer lo que nos dicen los llamados sentidos corporales. Cuando dependemos de estos sentidos para obtener el testimonio de la realidad, esto nos conduce al error en lugar de conducirnos a la Verdad y caemos víctimas de la ilusión. Problemas raciales, creencias de inseguridad, guerras, depravación moral, carencia y debilidad indican la necesidad de una perspectiva espiritual, de manera que podamos ayudar a la humanidad a percibir el gobierno divino.

El creador del universo no crea nada desemejante a Él. Todas las cualidades que se necesitan para la perfección encuentran su expresión en todo el universo de Dios; por lo tanto, pueden ser utilizadas por todas las razas y credos. Ningún grupo o nación está fuera del reino del poder liberador del Amor, y cuando la oración iluminada despliega sus alas para bendecir, no hay nación o grupo que no pueda sentir en alguna forma el toque sanador de este Amor, que elimina el resentimiento y las diferencias y hace al hombre libre.

La proclama divina del Amor: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, es para todos; todos pueden ampararse bajo el gobierno divino del Principio. Mediante la Ciencia Cristiana vemos que Dios es el único legislador, y la ley del Amor siempre está en acción. Sabemos que somos Sus amados hijos y que compartimos las posesiones celestiales del Padre. Lo importante no es lo que el ser humano exige a Dios, sino lo que Dios exige al individuo. Al obedecer Sus exigencias en la Ciencia Cristiana, uno se da cuenta cada vez más de cuán falsa es la pretensión y la naturaleza ilusoria de toda forma de dominación física o mental, y llega a estar consciente de su dominio espiritual.

“Todo lo que tiene el Padre es mío”, Juan 16:15. dijo el Maestro. La Mente divina es Una, no tiene opuesto, y podemos, con calma y confianza, apoyarnos en el gobierno de la Mente divina en nuestra vida dada por Dios. Es nuestro privilegio probar esto, paso a paso, para la gloria del Espíritu, Dios. Cuando obedecemos al Padre, Él hace Su morada con nosotros.

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