Comienzo a estudiarla reconociendo que el pastor dual e impersonal de nuestra Iglesia es la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, regocijándome de que las Lecciones-Sermones extractadas de estos libros son un medio de comunicarse con Dios mismo.
Lo primero que hago es orar en silencio repitiendo el Padrenuestro y la “Oración Diaria”, y comprendiendo la verdad de todo lo que voy repitiendo. Esto prepara mi pensamiento para recibir las enseñanzas de la lección para la semana. Luego oriento mi pensamiento hacia el tema y considero cuidadosamente el Texto Áureo en relación con el tema. Medito sobre las citas bíblicas de la Lectura Alternativa y considero su significado en relación con el Texto Áureo. Si la relación no me es clara, como a veces suele suceder, utilizo diccionarios, bíblicos y regulares, comentarios de la Biblia y, a veces, otras versiones de la Biblia en inglés para obtener el matiz que me permita comprender las citas con claridad. Este trabajo me da una comprensión firme del tema y prepara mi pensamiento para el estudio de las seis secciones que constituyen la lección.
Busco la idea principal de cada sección y observo cómo se relaciona con todas las citas contenidas en la misma, tratando de obtener el sentido espiritual de cada una de ellas y ver cómo desarrollan y explican la idea central de la sección.
Cierta vez al orar para obtener un concepto más espiritual de la Lección-Sermón, el siguiente versículo bíblico vino a mi pensamiento: “Bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Corintios 10:4). Esto me satisfizo. Desde entonces he pensado que el espíritu sanador de Cristo abarca toda la lección. El buscar al Cristo en cada lección proporciona un enfoque para el estudio y confirma la “coincidencia de lo divino con lo humano” a lo que la Sra. Eddy se refiere al decir: “El monitor espiritual comprendido, es la coincidencia de lo divino con lo humano, la cima de la Ciencia Cristiana” (Miscellaneous Writings — Escritos Misceláneos, pág. 100).
Al estudiar las lecciones, encuentro que mi pensamiento es guiado por el Consolador y que el espíritu de la Verdad contenido en Ciencia y Salud cumple la promesa de Cristo Jesús. La lección guía suavemente el pensamiento hacia la verdad y, sin embargo, a menudo incluye un fuerte reproche para desechar errores específicos que quisieran impedirme comprender el Cristo, así como la dureza de corazón y la falta de fe ocultaron el mensaje sanador de Cristo Jesús en varios de sus oyentes.
El estudio inspirado es la meta. La lección acalla el mecanismo de una mentalidad material y mortal, y desarrolla una capacidad divina para conocer a Dios y ser semejante a Dios.
En las Lecciones-Sermones encuentro la autoridad para sanar. A veces me digo: “El precioso amor de Dios, manifestado como el Cristo, está presente en esta lección, y yo lo sé. Se encuentra aquí con autoridad para sanar”. Me dirijo pues a Dios, el Principio divino de la curación, como Cristo Jesús nos enseñó que teníamos que hacer.
En su artículo “El camino” (Mis., pág. 355), la Sra. Eddy indica que se necesita más del espíritu de la Ciencia Cristiana si la curación instantánea ha de caracterizar su práctica. Al estudiar la lección con el deseo de embeber más del espíritu que sana, es bueno tener presente los tres grados de desarrollo expuestos en el mencionado artículo “El camino”, a saber: conocimiento propio, humildad y amor.
En relación con el estudio de la lección, a menudo leo la declaración titulada “Mrs. Eddy's Place” (“El lugar de Mrs. Eddy en la profecía bíblica” — El Heraldo de la Ciencia Cristiana, Octubre, 1970), pues para lograr una comprensión del pensamiento avanzado que se encuentra en la Lección Bíblica, es vital apreciar el lugar que ocupa la Sra. Eddy, y el hecho de que la Ciencia Cristiana no sólo es el Consolador prometido, sino también la Ciencia que revela la maternidad de Dios. La levadura del Amor divino obrando en la ciencia, la teología y la medicina, y que Dios reveló a la Sra. Eddy, se hace más nítida en las lecciones. Cuanto más percibimos el amor maternal de Dios actuando en la lección, tanto más habilidad demostramos para sanar por medio del sentido espiritual. El tratar el pecado científicamente en lugar de teológicamente, reconocer que es irreal, parece ser la gran necesidad de nuestra época — n imputar el mal a las personas, ni alejarse del Espíritu cuando se sacan los errores a la superficie.
Elimina la carga del trabajo y del estudio el saber que “ha sido lanzado fuera el acusador” (Apocalipsis 12:10) y estudiar la lección con reconocimiento gozoso de este hecho y de que el trabajo de Dios ya ha sido realizado, que todo se ha hecho nuevo.
En los veintiséis temas de la Lección Bíblica, hay suficientes pruebas de que Dios responde a las necesidades de la humanidad. A medida que vivimos el espíritu del Cristo que se halla en las lecciones, ayudamos a la salvación de toda la humanidad y aprendemos aquí sobre la Vida inmortal.
He estudiado la lección por más de sesenta años y hace ya algunos años noté que no recordaba nombres, entrevistas o sucesos como debía, de manera que ahora al despertar en la mañana me someto a un examen que comienza así: ¿Sabes realmente que existe un Dios, y que este Dios es la Mente, la Vida, la Verdad y el Amor? ¿Sabes que la Vida es eterna? ¿Sabes que tú expresas la Vida eterna?
Luego prosigo: ¿Sabes que las facultades son tan eternas como la Mente, la Vida, la Verdad y el Amor? ¿Cuál es el tema para la Lección-Sermón de hoy? ¿Cuál es el Texto Áureo? ¿Son las citas de la Lectura Alternativa del Antiguo o del Nuevo Testamento? ¿Cuál es su tema? ¿Está el tema de la lección establecido en la primera sección? ¿Cuál es? ¿Hay citas de las Proposiciones, de los Artículos de Fe, del Glosario? ¿Se relata alguna curación en la lección? ¿Cómo se la relaciona al tema de la lección? ¿Qué papel desempeña la última sección?
Después que me contesto estas preguntas, abro mis libros para comprobar si lo he hecho bien. Cuando termino de leer la lección, usando las Concordancias, los comentarios, otras versiones de la Biblia en inglés, etc., me someto a otro examen para ver cuánto he aprendido hoy que ayer no sabía.
Atribuyo a este método de estudio el haber logrado una magnífica memoria, la restauración a la normalidad de la vista y el oído que habían sido seriamente afectados, el considerar cada día una aventura y llevar una vida activa muy feliz.
La Lección-Sermón es como un moderno supermercado bien abastecido, en el que abundan verdades espirituales de atracción universal. Aquel que recurre a la lección en busca de provisión espiritual encontrará los elementos principales de la Verdad eterna que han sido sometidos a prueba a través de todos los tiempos. Encontrará hechos saludables y fortalecedores de la Vida y una variedad inagotable de la dulzura vivificadora que proviene del Amor divino.
El recurrir a la lección diariamente para abastecernos de substancia espiritual nos proporciona una despensa bien equipada. Un estudio adicional, ya sea usando las Concordancias o literatura autorizada de la Ciencia Cristiana, enriquece la despensa con “extras”, abasteciéndola con plenitud, integridad, innovación, equilibrio y, sobre todo, con disposición.
Por consiguiente, la lección constituye una reserva inagotable de la cual se pueden adquirir provisiones espirituales para satisfacer todas las necesidades humanas. Proporciona, sin escatimar, nutrición espiritual para nosotros y nuestra familia. El satisfacer estas necesidades no resulta en extinción o merma de las provisiones, sino que demuestra al que las usa que la verdad espiritual que lo ha sostenido, aún está plena, libre y pronta para alimentar lo mismo a cinco personas que a cinco millones. Sabiendo esto, ¿puede el Científico Cristiano dejar de aprovecharse diariamente de esta oportunidad de aumentar su propio abastecimiento de alimento espiritual y de estar pronto para compartir su sustento con un mundo hambriento?
