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[Original en italiano]

La Sra. Eddy dice en el libro de texto,...

Del número de junio de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Sra. Eddy dice en el libro de texto, Ciencia y Salud (pág. 424): “Los accidentes son desconocidos para Dios, la Mente inmortal, y tenemos que abandonar la base mortal de la creencia y unirnos con la Mente única, a fin de cambiar la noción de la casualidad por el concepto correcto de la dirección infalible de Dios y de esta manera sacar a luz la armonía”.

Un día en que estaba barriendo hacia atrás las hojas del camino a mi jardín, camino arbolado que bordea una escarpada cuesta formando terrazas, perdí el paso y caí desde el borde del camino, rodando primero a una terraza y luego a otra. Caí desde una altura de más o menos cuatro metros golpeándome la espalda al caer en la segunda terraza, pero me levanté completamente ileso. Profundamente agradecido a nuestro Padre-Madre Dios, pude nuevamente subir a la casa. Estaba consciente de que la presencia divina estaba conmigo en esta experiencia.

También tuve la prueba de que la armonía de nuestro cuerpo es gobernada por la Mente. El libro de texto dice en la página 373: “La mente mortal es la causante de la propulsión o de la languidez, y se prueba que esto es así, cuando por procedimientos mentales se cambia la circulación y ésta vuelve a la norma que la mente mortal ha establecido como esencial para la salud”. Gracias a la ayuda recibida por medio de la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana, desaparecieron desórdenes físicos causados por mala circulación de la sangre.

Doy este testimonio con mucha gratitud a nuestro creador y con aprecio por la Sra. Eddy, quien fielmente siguió las enseñanzas de Cristo Jesús. ¡Mi gratitud es muy grande por la curación que está al alcance del mundo entero por medio de la Ciencia Cristiana! La juventud de hoy podrá encontrar en esta Ciencia un permanente y seguro apoyo.

También estoy muy agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre.


Con mucha gratitud confirmo el testimonio de mi padre sobre los desórdenes físicos causados por mala circulación de la sangre.

Vi a mi padre subir la cuesta completamente ileso después de la caída. Él es de edad avanzada y, a pesar de que para el sentido humano pareció ser un milagro, reconocemos que fue divinamente natural.

Tiempo antes de la caída, la cita que mi padre menciona respecto a los accidentes, había sido incluida en la Lección-Sermón del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Esta cita continúa en la misma página de Ciencia y Salud, con estas palabras: “Bajo la Providencia divina no puede haber accidentes, puesto que no hay lugar para la imperfección en la perfección”.

Estoy profundamente agradecida por la Lección-Sermón semanal gracias a la cual podemos percibir la Ciencia divina, la Ciencia de la armonía eterna.

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