La Sra. Eddy dice en el libro de texto, Ciencia y Salud (pág. 424): “Los accidentes son desconocidos para Dios, la Mente inmortal, y tenemos que abandonar la base mortal de la creencia y unirnos con la Mente única, a fin de cambiar la noción de la casualidad por el concepto correcto de la dirección infalible de Dios y de esta manera sacar a luz la armonía”.
Un día en que estaba barriendo hacia atrás las hojas del camino a mi jardín, camino arbolado que bordea una escarpada cuesta formando terrazas, perdí el paso y caí desde el borde del camino, rodando primero a una terraza y luego a otra. Caí desde una altura de más o menos cuatro metros golpeándome la espalda al caer en la segunda terraza, pero me levanté completamente ileso. Profundamente agradecido a nuestro Padre-Madre Dios, pude nuevamente subir a la casa. Estaba consciente de que la presencia divina estaba conmigo en esta experiencia.
También tuve la prueba de que la armonía de nuestro cuerpo es gobernada por la Mente. El libro de texto dice en la página 373: “La mente mortal es la causante de la propulsión o de la languidez, y se prueba que esto es así, cuando por procedimientos mentales se cambia la circulación y ésta vuelve a la norma que la mente mortal ha establecido como esencial para la salud”. Gracias a la ayuda recibida por medio de la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana, desaparecieron desórdenes físicos causados por mala circulación de la sangre.
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