Cuando Cristo Jesús sanó a los diez leprosos, uno de ellos volvió para agradecerle y glorificar “a Dios a gran voz”, como leemos en el Evangelio según San Lucas (17:15).
Yo también quiero volverme y agradecer por todos los beneficios que durante el transcurso de mi vida he recibido mediante la Ciencia Cristiana y su aplicación. No me sería posible enumerarlos ya que he experimentado tanto curaciones físicas como la solución de dificultades personales y la superación e penurias morales.
Después de la pérdida total de nuestro hogar, mis padres y yo nos encontramos en la calle con sendas maletas como toda propiedad. Sin embargo, sabíamos que el concepto de “hogar” no se expresa por una casa, piso, muebles, alfombras, o cuadros, sino por las cualidades espirituales de amor, armonía y protección. Así que, mediante nuestra comprensión de la Ciencia Cristiana, nos fue posible, en poco tiempo, tener un nuevo hogar más hermoso que el anterior.
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