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El omnipresente Cristo sanador

Del número de junio de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Dios se revela a la humanidad por medio de Su omnipresente Cristo sanador. El Cristo, como claramente lo explica la Ciencia Cristiana, trae a luz la verdad de todas las cosas. En primer lugar, está la verdad de que Dios es Espíritu omnipotente, Vida imperecedera, Amor eterno. Luego está la verdad acerca del hombre, que es el hijo de Dios, el reflejo puro de la Vida, la Verdad y el Amor. Jesús percibió este hombre genuino y único como su identidad espiritual y demostró el poder sanador que acompaña la comprensión verdadera de Dios y del hombre. Por eso mereció el derecho de ser llamado Jesús el Cristo, siendo Jesús su nombre y el Cristo su título. En esto vemos la posibilidad de salvación para todos, ya que cada individuo posee la habilidad para lograr lo que Jesús ejemplificó para todos, o sea, el conocimiento de su identidad verdadera como hijo de Dios.

Hace algún tiempo un Científico Cristiano estaba orando por las actividades de la iglesia filial en su comunidad. Estas palabras de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud vinieron a su pensamiento con toda claridad: “El Cristo es la idea verdadera, proclamando el bien, el mensaje divino, que viene de Dios a los hombres, hablando a la consciencia humana”.Ciencia y Salud, pág. 332; Se dio cuenta de que el mensaje del Cristo, que habla a la gente en nuestra comunidad hoy en día en la Ciencia Cristiana y como la Ciencia Cristiana, llega en una forma que todos pueden entender porque les habla tanto con obras como con palabras. “Naturalmente”, pensó, “el Cristo como ‘el mensaje divino, que viene de Dios a los hombres’, ya está presente, en cierto grado, en la consciencia de cada hombre, mujer y niño en la comunidad. Yo no tengo que llevárselo a ellos”.

La misión del Cristo es destruir el pecado y traer a cada angustiado corazón, consuelo, curación y redención. El Cristo revela el tierno amor de Dios por el hombre; conforta a los quebrantados de corazón, proporciona una guía infalible. El Cristo se manifiesta a sí mismo a la gente en nuestra comunidad y a nosotros, allí mismo donde estamos, despertándonos a lo que realmente somos — los hijos y las hijas de Dios, puros, honestos, libres, completos, creados a la semejanza de Dios y señoreando sobre toda la tierra. La actividad del Cristo echa fuera los errores del pensamiento mortal — el pecado, la enfermedad y la muerte — y lo hace hoy en día como lo hizo en tiempos de Jesús. Puesto que una dificultad humana no es más que un pensamiento erróneo exteriorizado, al mantener la verdadera idea espiritual nos liberamos mediante la destrucción del concepto falso. En cualquier situación, el Cristo, la idea verdadera de Dios, está presente para sanar y salvar.

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