[Este artículo sobre la Escuela Dominical aparece en inglés en el The Christian Science Journal de esta misma fecha.]
El perfeccionamiento en la enseñanza de la Escuela Dominical comienza con el anhelo sincero de enseñar mejor.
Sabemos sobre una señora que durante muchos años, de cuando en cuando, enseñaba en la Escuela Dominical, pero jamás había sentido que era una buena maestra. Esto, debía admitirlo, no era del todo verdad puesto que muchos de sus ex alumnos aún se mantenían en contacto con ella, le expresaban su afecto y conservaban el interés por la Ciencia Cristiana. Sin embargo, hubo muchos con quienes no logró comunicarse. Y jamás supo lo que era una clase chispeante con preguntas, ávida por la discusión, hambrienta de la Verdad.
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