Me había dormido en mi sofá y desperté con fuertes dolores en las piernas. Cuando traté de darme vuelta, me caí y me di cuenta de que no podía levantarme ni tampoco moverme. Pedí ayuda, y un familiar que me había oído vino a mi lado, pero no me pudo levantar. Le pedí que llamara a una practicista de la Ciencia Cristiana y que me acercara el teléfono. Mientras tanto me repetía a mí misma “La declaración científica del ser” que se encuentra en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. La declaración finaliza así (pág. 468): “El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza. Por lo tanto el hombre no es material; él es espiritual”.
Cuando localizaron a la practicista, empezó de inmediato a hablarme de la bondad de Dios y de mi perfección espiritual. A medida que iba hablando y vertiendo en mi pensamiento mucha verdad y amor, mi pensamiento respondió rápidamente. Me sentí consolada, reconfortada y renovada. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud (pág. 423): “El Científico Cristiano, comprendiendo de una manera científica que todo es Mente, comienza con la causalidad mental, la verdad del ser, a destruir el error. Este correctivo es un alterante que llega a todas las partes del organismo humano. Según las Escrituras, sondea ‘las coyunturas y los tuétanos’, y restablece la armonía del hombre”. Muy pronto pude levantarme y caminar hasta una silla. La practicista continuó orando para mí y en pocos días estaba nuevamente realizando las tareas de mi casa.
He estado estudiando Ciencia Cristiana desde 1922. Durante estos años he tenido muchas curaciones por medio de la oración científica, incluyendo hernia, desvanecimientos, un tumor, huesos rotos en un accidente de automóvil, dolores de cabeza e ictericia. Estoy muy agradecida por haber obtenido un mejor entendimiento de Dios y del hombre por medio de estas curaciones.
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