La Ciencia Cristiana ha sido una bendición para mí durante muchos años. Con gratitud reconozco el amor y la abundancia de Dios, manifestados durante una reciente experiencia de negocios.
Nuestro establecimiento fabril afrontaba un aparente desastre debido a cambios de situación y a una súbita escasez de materia prima esencial para la manufactura de nuestros productos. Esto, unido a una aparente confusión gubernamental en la manera eficaz de manejar la situación, presentaba un futuro poco promisorio.
Mientras viajaba en mi automóvil a cierta distancia de la fábrica, escuché las noticias radiales describiendo los acontecimientos. Durante mi regreso, las alternativas que se presentaban en mi pensamiento presagiaban tiempos de gran pérdida y confusión. Analizando la situación, no podía vislumbrar solución inmediata desde un punto de vista humano. Finalmente me pregunté: ¿Cómo hubiera resuelto el problema Cristo Jesús? Inmediatamente la narración de cómo Jesús había alimentado a la multitud, descrita en Mateo, capítulo 14, me vino al pensamiento. Los discípulos del Maestro habían caído en la desesperación y veían muy pocos recursos para solucionar el problema. Jesús sabía que Dios, el Espíritu, es la única fuente de provisión, y procedió a alimentar a la multitud con abundante provisión, y todavía sobraron cestas llenas.
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