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[Original en español]

Leemos en el libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras...

Del número de agosto de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Leemos en el libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pág. 13: “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus dádivas. Es la fuente abierta que exclama: ‘¡Todos los sedientos, venid a las aguas!’ ” ¡Cuánto agradezco a Dios por comprender ahora que nadie está excluido de la protección del Amor!

Conocí esta enseñanza por una conferencia sobre Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. que se dio aquí en Rosario. Yo y toda mi familia éramos evangelistas. Orábamos siempre de la manera en que habíamos sido enseñados, pero no conocíamos a Dios de manera demostrable. La Biblia dice (Mateo 12:34): “De la abundancia del corazón habla la boca”. Después de más o menos quince años expreso mi gratitud por la Ciencia Cristiana y por el amor que tengo para la Sra. Eddy.

Desde la edad de doce años sufrí de ciática, y según muchos médicos y especialistas tenía un hueso cariado en una pierna la cual me iban a operar la misma semana en que se dio la conferencia de la Ciencia Cristiana. Después de la conferencia me regalaron una copia de la misma y un ejemplar de El Heraldo de la Ciencia Cristiana (edición en español) donde se mencionaba el libro Ciencia y Salud. Compré el libro de texto rápidamente y regresé a mi casa llena de esperanzas. En seguida me puse a hojearlo y encontré algo que me ayudó mucho. Leí varias veces la página 162 donde dice: “La Ciencia Cristiana le trae al cuerpo la luz solar de la Verdad, que vigoriza y purifica. La Ciencia Cristiana obra como un alterativo, neutralizando el error con la Verdad. Cambia las secreciones, expulsa humores, disuelve tumores, devuelve la flexibilidad a músculos rígidos y restablece la salud a huesos cariados”. Comprendí en seguida que mi pensamiento necesitaba mucho de un cambio de base. Seguí estudiando el libro cada vez con mayor interés y mucho amor: y sané, sané por completo. No puedo decir con exactitud cuándo ocurrió la curación, lo que sí puedo decir es que soy un testigo viviente de la verdad de que la Ciencia Cristiana cura.

Por esta demostración del Cristo siempre presente, mis siete hermanos y hermanas se han hecho Científicos Cristianos, y mi sobrina ya tomó instrucción en clase y enseña en una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.

Agradezco a Dios por tener la Ciencia Cristiana en Rosario, y agradezco a la Sra. Eddy, quien con tanto amor y sacrificios nos reveló la verdad en forma que todos podemos comprenderla y utilizarla. Agradezco haber tomado instrucción en clase que me capacita para ayudar a otros. Agradezco también el privilegio de ser miembro de La Iglesia Madre y de la iglesia filial aquí, donde puedo ser útil en varias actividades.

En The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea), la Sra. Eddy dice (pág. 150): “Un corazón tocado y santificado por un solo acorde de la Ciencia Cristiana puede ejecutar la escala entera; pero este corazón debe ser honrado y sincero y nunca cansarse en la batalla por ser perfecto — por reflejar la Vida, la Verdad y el Amor divinos”.


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