Una tarde de verano advertí que el cielo estaba ennegrecido con nubes amenazadoras. De hecho, se veía tan negro el cielo, que me retiré a mi cuarto. Afuera se desencadenaba la peor tormenta que jamás había visto en mi vida — truenos, relámpagos, viento, torrentes de lluvia y hasta granizo, rugían estrepitosamente. La energía eléctrica se interrumpió. A una milla había caído un torbellino.
Anteriormente siempre había esperado una tormenta con fascinante expectativa. Sin embargo, esta vez estaba consternado ante tal violencia. Había pasado la mayor parte del día estudiando la Biblia y Ciencia y Salud por la Sra. Eddy — recurriendo a Dios para obtener un concepto más claro de Su universo. No podía aceptar el cuadro aterrorizante que se presentaba afuera como parte de Su creación, pues Dios no es destructivo.
En la página 293 de Ciencia y Salud hallé está impresionante declaración: “La electricidad es el excedente violento de la materialidad, que falsifica la verdadera esencia de la espiritualidad o verdad, — siendo la gran diferencia que la electricidad no es inteligente, mientras que la verdad espiritual es Mente”.
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