Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“La Ciencia Cristiana y la ceremonia nupcial”

Del número de agosto de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Es razonable que algunos estudiantes de la Ciencia Cristiana, cuando hacen planes para casarse, se pregunten por qué no se celebran ceremonias nupciales en sus iglesias filiales en las cuales tienen, probablemente, muchos de sus amigos.

La Iglesia Madre recibe tanto de particulares como de iglesias filiales preguntas sobre este asunto, y en respuesta ella comparte con los interesados la información contenida en la declaración: “La Ciencia Cristiana y la ceremonia nupcial” preparada por La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana. En esta declaración se explica por qué nuestras iglesias se reservan para el propósito del culto público y no para ceremonias nupciales, funerales y demás ocasiones de naturaleza privada o personal.

Aunque el secretario de toda iglesia filial debe ya tener en sus archivos una copia de la declaración, la reproducimos aquí en su totalidad por su interés general y la relación que guarda con el enfoque de la Ciencia Cristiana en cuanto a los servicios de la iglesia. Dice así:

Cristo Jesús inició su misión concurriendo a una fiesta de bodas. La Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribe en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras (pág. 65): “¡Ojalá que Cristo, la Verdad, esté presente en todo altar nupcial para tornar el agua en vino y para dar a la vida humana una inspiración por la cual la existencia espiritual y eterna del hombre pueda ser percibida!”

¿Por qué, entonces, no se celebran ceremonias nupciales en las iglesias de la Ciencia Cristiana?

Existe constancia de que la Sra. Eddy meditó profundamente sobre cada aspecto del matrimonio, incluyendo la forma en que se celebra. Sabía que, en general, las iglesias tradicionales consideran el matrimonio como una institución divinamente ordenada y la ceremonia nupcial como un rito religioso. Esto está de acuerdo con el punto de vista generalmente aceptado de que Dios ha creado una tierra material, una raza humana, y un sistema de procreación que forma parte de Su plan y propósito divinos.

El punto de vista de la Sra. Eddy está explicado en Ciencia y Salud (pág. 56), donde ella escribe: “El matrimonio es la provisión legar y moral para la generación entre la raza humana”. Esta declaración, como otras del mismo capítulo, presentan al matrimonio como una institución humana más bien que divina. El tema es contemplado dentro del marco de la ley moral y la obligación legal, y no como un mandato religioso. En todos sus escritos la Sra. Eddy hace énfasis en los sólidos cimientos morales de la relación matrimonial, y siempre manifiesta una tierna preocupación por el fortalecimiento espiritual de los juramentos nupciales y los afectos familiares, pero en ningún punto confunde lo humano con lo divino o la necesidad temporal con la ley eterna.

De manera que su interés particular respecto a las ceremonias matrimoniales fue de que estuvieran de acuerdo con las leyes del país. El Artículo IX, Sección 1, del Manual de La Iglesia Madre fue intitulado por ella “Una ceremonia legal” y no “Una ceremonia religiosa”. En él dice: “Si un Científico Cristiano contrae matrimonio, la ceremonia la ha de desempeñar un ministro legalmente autorizado”.

En los comienzos de la Ciencia Cristiana, existía la tendencia a pedir a los ministros que se habían convertido en Científicos Cristianos que oficiaran en las bodas. Surgió la duda respecto a si tenían autoridad para hacerlo, ya que no actuaban más como ministros de la denominación religiosa en que habían sido ordenados. El estatuto mencionado puso fin a esa práctica. El énfasis del estatuto se basa en la autoridad legal más bien que en la necesidad de que un ministro lleve a cabo la ceremonia. Si bien dicho artículo supone que los Científicos Cristianos normalmente acuden a un ministro para dicha ceremonia, no exime el que se celebre un matrimonio civil en aquellos países y en aquellas situaciones en que esto fuere necesario o preferible a una ceremonia religiosa.

Aun cuando un ministro consienta en que se lea de Ciencia y Salud o se toque un himno de la Ciencia Cristiana en la ceremonia nupcial, esto no la convierte en una ceremonia de la Ciencia Cristiana. Si un juez de paz u otra autoridad civil que sea Científico Cristiano casa a una pareja, está actuando en su calidad de autoridad legar y no como Científico Cristiano. El propósito de nuestras iglesias es el de mantener cultos públicos (ver Escritura de Fideicomiso, Manual de la Iglesia, pág. 131, incisos 3 y 5) y no el de celebrar ceremonias nupciales, funerales u otros acontecimientos de carácter privado o personal.

Un estudio de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy le da al estudiante una percepción más profunda de la relación que existe entre las instituciones humanas y los hechos espirituales, y el Científico Cristiano que piensa casarse prepara los detalles del día de la boda mediante su comprensión de estas enseñanzas. Es de especial significación el hecho de que el Científico Cristiano tenga la oportunidad de llevar a su matrimonio el regocijo, la inspiración y el profundo compromiso espiritual que caracterizan a su religión. Solamente la demostración de dichas cualidades puede brindar a su unión en matrimonio con otra persona la unidad, la fortaleza y la verdadera felicidad.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / agosto de 1976

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.