Cuando quiero relatar lo que la Ciencia Cristiana ha hecho por mí, me faltan palabras.
Caí enferma repentinamente de parálisis sin poder moverme; no sabía nada de lo que pasaba a mi alrededor. Como tengo algunos familiares que no son Científicos Cristianos, se llamó a un médico, el cual dijo que no me recuperaría, que mi vida estaba en un hilo y que nunca más volvería a caminar. Me aferré al concepto de que mi ser verdadero era perfecto y armonioso. Con el tratamiento que me dio una practicista de la Ciencia Cristiana los síntomas de la enfermedad desaparecieron. Cuando me levanté, mis familiares me trajeron un bastón, pero inmediatamente lo rechacé. Sabía que yo era hija de Dios y que no podía estar enferma. Dios es Todo-en-todo.
Salí caminando perfectamente y cantando el himno que incluye estas palabras (Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 139):
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!