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Hoy es el día de Dios

Del número de septiembre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El Salmista cantó: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él”. Salmo 118:24; “El día que hizo Jehová” existe en el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos. Su ley es la infinitud y la totalidad de Dios; su atmósfera, la presencia de la Mente pura, la santidad y la armonía del Alma. El día de hoy registra la inmortalidad y la continuidad eterna de la Vida; demuestra la omnipotencia del Espíritu; demuestra la misericordia infinita de Dios y Su tierno amor por Su creación.

El verdadero día de hoy es el día de Dios, y por esa razón podemos encarar la llegada de cada día con gran expectativa del bien. Dios es bueno, es el Amor divino que todo lo abarca, y el Amor es el que delinea, gobierna y guía nuestras actividades cotidianas. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., al referirse a Dios como nuestra ayuda, declara: “Él tiene misericordia de nosotros y dirige todas las actividades de nuestra vida”. Y dice más adelante: “La Verdad es Dios, y está en la ley de Dios. Esta ley declara que la Verdad es Todo, y que no existe el error. Esta ley de la Verdad destruye cada fase del error”.La Unidad del Bien, págs. 3–4; Reconocer que la omnipotencia de Dios envuelve y sostiene todo el ser verdadero nos da el poder para destruir las ilusiones de los sentidos materiales, que pretenden disputar la presencia y perfección de la Verdad y su reino.

¿Y qué decir de los problemas que han resistido nuestros esfuerzos por encontrar una solución? Nunca es el error de ayer el que estamos enfrentando. Puesto que nos está desafiando hoy, tenemos que enfrentarnos con él hoy. Lo enfrentamos con la verdad de que Dios hizo todo lo que fue hecho, y que lo hizo muy bueno. El día de Dios no se estropea por algún efecto del mal, ya sea pecado, enfermedad o muerte. La enfermedad no tiene curso que seguir, no encuentra estructura que destruir ni substancia que desintegrar. Es el temor el que parece tener un dominio hipnótico sobre nuestro pensamiento, y que parece paralizar y endurecer nuestros miembros o detener nuestras funciones normales. Pero podemos levantarnos en la fuerza de la Verdad y vencer el temor, desterrarlo de nuestro pensamiento con la clara comprensión de que el Amor divino gobierna completamente nuestra vida. Hoy el Amor está entronizado, está revelando sus posibilidades infinitas, está demostrando su perfección y supremacía. Para Dios, ver es amar, porque Él ve a toda la creación en Su amoroso y sostenedor abrazo moviéndose de acuerdo con Él y gobernada por Su invariable ley de bien. Como lo expresa una línea de un amado himno: “[Tú, Dios,] abarcas todo en Tu visión”.Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 130;

Aquí está bellamente expresado el concepto del Principio sostenedor, el Amor, porque todo lo que Dios ve está claramente identificado como la idea de la Mente, el reflejo inmortal del Alma. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras la Sra. Eddy declara: “La Mente divina mantiene todas las identidades, desde una brizna de hierba hasta una estrella, como distintas y eternas”.Ciencia y Salud, pág. 70; Ahora bien, la Mente que es Amor y que mantiene hasta la identidad de una brizna de hierba como distinta y eterna ciertamente es capaz de mantener la identidad del hombre establecida por Dios como Su semejanza.

Cristo Jesús se refirió a esta verdad espiritual cuando dijo: “Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?” Mateo 6:28–30; El hombre que Dios creó, nuestra verdadera identidad espiritual, no es un mortal, ni existe separado de Dios en un supuesto reino material y temporal. Nada de lo que concierne al hombre es transitorio, fragmentario o destructible. Como vive en el eterno ahora, en el cual no existen tiempo, cambio o variación, el hombre no es perseguido por el dolor ni por trastornos del ayer, ni por el temor de un mañana. Como idea de Dios, el amado del Amor, el hombre habita seguro en la luz de la presente eternidad, el día de Dios.

El día de hoy nos da la oportunidad de demostrar que la Ciencia Cristiana sana. El autor del Apocalipsis registra estas palabras del Cristo: “He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar”. Apoc. 3:8; ¡Qué pensamiento tan consolador y tranquilizador! ¡La puerta abierta de la oportunidad y del progreso! El Cristo es la actividad de Dios siempre presente en la consciencia humana, que satisface toda necesidad humana.

Si la mente mortal alega que el cuerpo está enfermo, si pretende detener, constipar, congestionar u obstruir funciones vitales del sistema humano, podemos inmediatamente darnos cuenta de que la Mente divina nos da dominio mediante el Cristo sobre cada función del cuerpo humano. Podemos rechazar como irreal la sugestión mentirosa de que los músculos actúan de por sí, que pueden ponerse rígidos o perder su fuerza. No hay puertas cerradas de pensamiento que se manifiesten en tensión, presión o temor, y que puedan impedir que el Cristo haga sentir su presencia sanadora.

Con el poder del Cristo, la Verdad, podemos negar toda sugestión de mal funcionamiento, inacción, o acción morbosa como irreal, y podemos ver que la tal llamada mente que la sugiere no tiene poder. Reconociéndonos como las ideas perfectas de la Mente, las cuales en realidad somos, podemos denunciar la falsa pretensión de obstrucción obstrucción y mal funcionamiento como una mentira, como ilegítima y falsa, y podemos reconocer nuestro derecho divino de gozar hoy mismo de salud estable y armonía inmutable.

La Sra. Eddy escribe: “El miedo jamás ha detenido el ser y su acción. La sangre, el corazón, los pulmones, el cerebro y demás no tienen nada que ver con la Vida, Dios. Toda función del hombre real está gobernada por la Mente divina. La mente humana carece de poder para matar o sanar, y no tiene dominio sobre el hombre de Dios”.Ciencia y Salud, pág. 151;

La Ciencia Cristiana le enseña a la humanidad cómo demostrar la habilidad espiritual para discernir la Verdad y sanar las enfermedades de los hombres. Insiste en la perfección actual del hombre como reflejo de Dios. Reitera la verdad expresada en la declaración del Apóstol Pablo: “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”. 2 Cor. 6:2; Este “día de salvación” es el día de Dios. No está limitado por medidas mortales de tiempo y calendario. No incluye nacimiento, ni muerte, ni edad, ni deterioro. No registra accidente alguno, ni experiencias desdichadas, ni desengaños, soledad o desesperanza. No conmemora ningún suceso humano. El día de Dios es el eterno desarrollo del bien, la revelación gloriosa del amor infinito que nuestro Padre celestial tiene por Su creación, y que abraza todas las ideas en plenitud de vida, salud y santidad.

El profeta Zacarías tuvo una vislumbre del esplendor y de la gloria de Dios pues escribió: “Acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz”. Zac. 14:6, 7.

Hoy es un día bueno porque es el día de Dios.

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