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Protección frente al magnetismo animal

[Original en alemán]

Del número de septiembre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando yo era alumno de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, no comprendía claramente el significado del término “magnetismo animal”. En la escuela había aprendido algo acerca del magnetismo de la tierra en relación con la atracción magnética, pero el “magnetismo animal” me era desconocido.

Un día, mientras estudiaba el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, me encontré con la siguiente oración: “Tenéis que dominar los pensamientos malos en el primer momento, o ellos os dominarán en el segundo”.Ciencia y Salud, pág. 234;

Comprendí que había encontrado un indicio valioso. Empecé a ver que los pensamientos impuros tienen que ser detectados y rechazados si uno no ha de ser dominado por ellos. Percibí que cuando se comprende que Dios es la única Mente y que el hombre es la idea perfecta de la Mente, se puede destruir la supuesta influencia y poder de los malos pensamientos. Pude ver que una persona que no esté alerta, puede inadvertidamente aceptar un mal pensamiento como si fuera su propio pensamiento y que no detecte su naturaleza errónea, llegando así a ser víctima del magnetismo animal del sentido material y mortal y sus discordancias.

¿Cómo podemos, pues, protegernos de esa influencia? Reconociendo que Dios, el bien, es Todo, y sabiendo que en la totalidad divina el mal no tiene presencia, ni poder ni realidad. Su llamada influencia es falsa, porque no es de Dios. Por lo tanto, no puede engañarnos. Sólo lo bueno es verdadero.

A veces, una persona puede ser víctima de su propia voluntad mal encaminada, o quizás permita que la voluntad de otro lo ate de alguna manera. La Sra. Eddy dice: “La voluntad humana es una propensión animal, y no una facultad del Alma”.ibid., pág. 490;

En el Padrenuestro oramos con estas palabras: “Hágase tu voluntad”. Mateo 6:10; La voluntad de Dios es todo bondad para con el hombre, y nos incluye a todos. Si alguien se siente tentado por pensamientos impuros e ímprobos a realizar una acción errónea, eso es magnetismo animal, la propensión y voluntad de la mente material que pretende tomar posesión de sus pensamientos. Utiliza sugestiones agresivas en un esfuerzo por hacer que se acepte que el mal es real y aun deseable, de manera que el mal pensamiento sea aceptado como pensamiento propio, y que la persona sea tentada a obrar mal.

Si alguien se ve tentado a hacer algo erróneo, que no haría por su propia inclinación, esto es un ejemplo de magnetismo animal. Si cede a la tentación, expresa algo que no es su ser verdadero. Se hace a sí mismo víctima del mal, y debe saber que sólo el bien tiene poder y es real. La creencia material que declara que el hombre es capaz tanto del bien como del mal, también dice que un hombre es más débil o más fuerte que otro y que una aptitud es más aguda o mejor que otra. Esta sugestión de la creencia material no tiene nada de verdad.

Si aceptamos la creación material como verdadera, siempre creeremos que el error de alguna clase podrá afectarnos. Debemos reconocer a Dios como el único Padre-Madre y saber que Él gobierna a todos Sus hijos como una familia espiritual, sana y armoniosa.

En Ciencia y Salud se afirma: “La noción de que tanto el mal como el bien son reales es un engaño del sentido material, que la Ciencia aniquila. El mal no es nada, no es ni cosa, ni mente, ni poder”.Ciencia y Salud, pág. 330;

El temor a enfermarse es una falsa pretensión del magnetismo animal: es el resultado de creer que el hombre es material, que es una criatura química y biológica. Es la suposición de que causa y efecto están en la materia. Pero la Ciencia Cristiana demuestra, por medio de la curación de los enfermos, que los síntomas de la enfermedad y sus aparentes causas se vencen por medio de la comprensión de que Dios es Todo y perfecto, y mediante el reconocimiento de la unidad ininterrumpida del hombre con Dios.

El magnetismo animal afirma que la materia puede curar. La creencia común en los medicamentos materiales es parte de la suposición básica de que existe un poder aparte de Dios, el Espíritu. En la Ciencia Cristiana, aprendemos, sin embargo, que no hay poder, substancia ni realidad en la materia; por lo tanto, la materia no puede producir ni salud ni armonía.

El magnetismo animal acaso deslumbre a la creencia humana con promesas de atractivos beneficios materiales. De este modo, el engañoso tentador, el sentido personal, trató de atraer a Jesús con halagadoras promesas de riqueza, poder y gloria personal. Ver Mateo 4:8–10; Pensemos, por ejemplo, en el interés que despiertan las loterías. Mucha gente, instada por el impulso humano de “probar la suerte”, aparentemente cree que un billete de lotería puede traerle un gran beneficio. Pero, ¿no es éste un juego de azar? ¿Puede una lotería resolver realmente los problemas de un individuo o de una comunidad?

La regla sencilla e infalible es: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. 6:33; Nuestras necesidades son satisfechas por medio de la ley divina, no por la casualidad o el pensamiento quimérico. El Principio divino, Dios, es la fuente inagotable del bien infinito.

El hombre espiritual, el hombre que verdaderamente somos, refleja los abundantes dones de Dios. El hombre es creado para reflejar a Dios. Las cualidades espirituales de inteligencia, capacidad y poder de obrar bien pertenecen a todos, y todos pueden ponerlas en acción. Como el padre le aseguraba a su hijo mayor en la parábola del hijo pródigo que narró Cristo Jesús, el Padre amante nos da a todos esta seguridad: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”. Lucas 15:31;

La Biblia nos da el primer mandamiento de Dios: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éx. 20:3. La Ciencia Cristiana elucida la gran verdad espiritual de que Dios, el Espíritu, la Vida y el Amor divinos, es omnipresente y posee todo el poder. El conocimiento y la aplicación de esta verdad fundamental son una defensa segura, que nos hace inmunes a los múltiples métodos del magnetismo animal que querrían alejarnos del Cristo, la idea verdadera y espiritual. Siempre tenemos los medios para contrarrestar, rechazar y negar las maquinaciones de la mente mortal. Nuestro pensamiento puede estar constantemente alerta a la presencia y al poder del bien cuando abrimos el pensamiento a la inspiración de la Verdad divina e infinita. Estos pensamientos e ideas espirituales disipan las falsas pretensiones de la creencia material y nos hacen conscientes del amor de Dios que siempre está con nosotros.

No es difícil rechazar el pensamiento erróneo cuando comprendemos que sólo hay un Dios — una Mente — y que el hombre refleja constantemente la inteligencia inmortal de esta Mente omnisciente. Nuestra consciencia real, que Dios nos da, se colma incesantemente de pensamientos verdaderos, que tienen su origen en nuestro creador. Los pensamientos malos no pueden imponerse cuando reconocemos que la Mente divina es nuestro único origen. En realidad, el magnetismo animal no es nada, porque Dios, el bien, es Todo-en-todo.

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