Cuando yo era alumno de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, no comprendía claramente el significado del término “magnetismo animal”. En la escuela había aprendido algo acerca del magnetismo de la tierra en relación con la atracción magnética, pero el “magnetismo animal” me era desconocido.
Un día, mientras estudiaba el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, me encontré con la siguiente oración: “Tenéis que dominar los pensamientos malos en el primer momento, o ellos os dominarán en el segundo”.Ciencia y Salud, pág. 234;
Comprendí que había encontrado un indicio valioso. Empecé a ver que los pensamientos impuros tienen que ser detectados y rechazados si uno no ha de ser dominado por ellos. Percibí que cuando se comprende que Dios es la única Mente y que el hombre es la idea perfecta de la Mente, se puede destruir la supuesta influencia y poder de los malos pensamientos. Pude ver que una persona que no esté alerta, puede inadvertidamente aceptar un mal pensamiento como si fuera su propio pensamiento y que no detecte su naturaleza errónea, llegando así a ser víctima del magnetismo animal del sentido material y mortal y sus discordancias.
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