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Hace aproximadamente diez años, estaba desesperado...

Del número de septiembre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace aproximadamente diez años, estaba desesperado debido a que creía en la magia negra. Creía que había gente que usaba la magia negra en mi contra y en la de mis negocios. A menudo me desmayaba sin razón aparente, percibía el olor del incienso cuando nadie más lo hacía, y tomaba absurdas decisiones de negocios como si yo no tuviera el dominio de mi pensamiento. Traté de orar pero no sabía cómo orar satisfactoriamente. Finalmente me sentí tan desesperado que estuve a punto de suicidarme.

La mañana siguiente a mi decisión de suicidarme, mi esposa me dio un ejemplar de la traducción indonesia de La Unidad del Bien por Mary Baker Eddy, que tiene también el texto en inglés; luego supe que lo había obtenido de su cuñado, un Científico Cristiano.

Comencé a leer el libro y me sentí especialmente atraído por la pregunta (pág. 1): “¿Conoce o contempla Dios el pecado, la enfermedad y la muerte?” y por la respuesta de la Sra. Eddy. Esto era precisamente lo que necesitaba, pues estaba obsesionado con el pensamiento de pecado y de muerte. Había cometido errores en mis negocios debido a lo que yo creía era la influencia de la magia negra, que está bastante difundida en Indonesia. Creía que esto me convertía en un terrible pecador y que, como consecuencia, debía morir. Por esta razón la respuesta de la Sra. Eddy fue como tomar un vaso de agua fresca. Después de elucidar sobre la necesidad de comprender el poder, la presencia, y el amor de Dios, y después de describir el efecto sanador de esta comprensión, ella escribe (pág. 2): “Luego como finale en la Ciencia, sucede lo siguiente: El pecador pierde su sentido de pecado y alcanza un sentido más elevado de Dios, en quien no existe el pecado”.

Medité y medité sobre esto y comprendí que si yo seguía la Ciencia Cristiana dejaría de creer en la magia negra y encontraría a Dios, a quien no había podido conocer anteriormente. A medida que estudiaba más, descubrí que, en realidad, la magia negra no tiene absolutamente ningún poder, pues Dios es el único poder y legislador.

Esta curación me abrió el camino, y me despertó el deseo de estudiar Ciencia Cristiana más profundamente. Tuve otras curaciones. Mi pequeño hijo e hija sanaron de disentería aguda. Verdaderamente, toda mi familia sintió el efecto del Cristo sanador.

¡ Cuán profundamente agradecido estoy por lo que la Ciencia Cristiana ha hecho por mí, mi familia, y muchos amigos! Mediante la ayuda de la Ciencia Cristiana exclusivamente, hemos tenido curaciones de fiebre amarilla, un ataque al corazón, cáncer, úlceras, relaciones discordantes en el hogar, y muchas otras condiciones.

Estoy también sumamente agradecido por la Sra. Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana, la cual está completamente de acuerdo con las enseñanzas de Cristo Jesús, y porque ella fundó una iglesia que está dando al mundo pruebas de su valer al demostrar la habilidad de la Mente divina para sanar y salvar. Estoy muy agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, donde desempeño varias funciones, y por haber pasado instrucción en clase.


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