¿Es la curación cristiana un poder misterioso o una cura milagrosa? Ninguno de los dos, sino una maravilla, una maravilla cristiana de los tiempos antiguos y de los modernos.
Las narrativas de los Evangelios indican que no había nada de misterioso acerca de la curación por medios espirituales. Jesús les restauró la salud, la paz, y la vida a aquellos que sufrían de problemas mentales y físicos, demostrando así el poder del Cristo sanador, el cual él ejemplificaba. Mary Baker Eddy confirma esta verdad al decir: “Los llamados milagros relatados en las Sagradas Escrituras no son ni sobrenaturales ni preternaturales; pues Dios es el bien, y el bien es más natural que el mal. El maravilloso poder curativo del bien es el manantial de vida del cristianismo, y caracterizó y marcó el comienzo de la era cristiana.
“Fue la consumada naturalidad de la Verdad en la mente de Jesús lo que hizo fácil e instantáneo su trabajo de curación. Para Jesús el bien era el estado normal del hombre, y el mal el anormal; para él la santidad, la vida, y la salud representaban mejor a Dios que el pecado, la enfermedad y la muerte”.Miscellaneous Writings, págs. 199–200;
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!