—¡Eres asombrosa! ¡En los veinticinco años que te conozco no has cambiado nada! — dijo una mujer a otra. —¿Qué? — respondió la otra con fingida sorpresa —. ¿Quieres decir que yo no he embellecido nada durante todo ese tiempo?
Pudo haber dicho: “¿Quieres decir que yo no me he vuelto más juiciosa, más vivaz, más feliz, más útil, — una persona y amiga más bella?” Conforme a la ley divina de desarrollo espiritual podemos esperar vernos, y ver a los demás, progresando y fortaleciéndonos continuamente en todos estos aspectos y en muchos más.
El hombre en su verdadero ser es la perfecta imagen de Dios; refleja Su naturaleza en toda la grandeza y gloria espirituales que le son propias. Todo individuo refleja el eterno desarrollo de las cualidades de la Verdad divina, de la Vida y del Amor eternos, del Espíritu, Alma, Mente y Principio infinitos. Su ser no es estático sino expansivo, como lo explica la Ciencia Cristiana. La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “Dios expresa en el hombre la idea infinita, desarrollándose eternamente, ensanchándose y elevándose más y más desde una base ilimitada”.Ciencia y Salud, pág. 258;
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