Como se dijo en el artículo anterior de esta serie, las acciones venales e irresponsables de los hijos de Samuel, a quienes él había nombrado jueces, condujeron a exigir que se aboliera de inmediato el cargo de juez y se reemplazara por un gobierno monárquico.
Uno de los historiadores que escribe en el Primer Libro de Samuel presenta a Jehová como estando totalmente de acuerdo con Samuel en este plan, como se ha señalado. Sin embargo, un relato alternativo, que va a ser considerado ahora, interpreta esta situación de una manera notablemente diferente. Este escritor posterior afirma que las acciones y exigencias del pueblo y de sus ancianos desobedecían los mandamientos de Dios e ignoraban Su gobierno justo, rebelándose contra Él y Su leal profeta Samuel.
Los indicios de este segundo relato, el cual está estrechamente entrelazado con el anterior por posteriores redactores, pronto empiezan a aparecer (ver 1 Samuel 8:5, 6). En lugar de aceptar el plan de los ancianos, el profeta expresa su desagrado, y cuando recurre a Dios para ser aconsejado, recibe una respuesta que no augura nada bueno. Samuel ha de considerar el pedido del pueblo, pero el mensaje divino prosigue: “No te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos” (versículo 7).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!