Finalmente llegó el día en que Cornelia debía dar el examen de manejar. Anhelaba tomarlo y había aprendido mucho simplemente mirando a su madre manejar. ¿Pero por qué había tantas reglas? Por cierto que parecía bien sencillo.
Sin embargo, a medida que se acercaba el día del examen, Cornelia tenía esa sensación de vacío que conocía desde el colegio. Era solamente temor, pero este temor a menudo había hecho parecer a sus maestros más como adversarios que como amigos en los días de examen.
Cornelia había aprendido el primer mandamiento en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éx. 20:3; Había comenzado a comprender que el temor era uno de esos dioses ante los cuales no debemos someternos.
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