El mundo necesita el discipulado de un cristianismo práctico que sane la enfermedad y venza el pecado. La Ciencia Cristiana nos proporciona ese discipulado.
Ser un discípulo de Cristo Jesús es ser su fiel seguidor. Para seguirlo mejor necesitamos tener una mejor comprensión de sus enseñanzas. Su teología estaba basada en el entendimiento espiritualmente científico de la intacta unidad del hombre con Dios, como idea de Dios — su filiación con el Padre. Fue el Cristo, la verdadera idea de Dios, lo que capacitó a Jesús para probar que no tenían validez las supuestas leyes de la negativa mente mortal y de la materia, y para demostrar la supremacía de la ley espiritual de Dios, que sana toda enfermedad de la carne. Es el Cristo, la verdadera idea de Dios, el que nos capacita para ser discípulos en los días presentes.
La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: “Jesús dijo: ‘Estas señales acompañarán a los que creyeren: ... sobre los enfermos pondrán las manos, y sanarán.’ ¿Quién le cree? Él se dirigía a sus discípulos, empero no dijo: ‘Estas señales os acompañarán,’ sino les acompañarán —‘a los que creyeren’ en todo tiempo venidero”.Ciencia y Salud, pág. 38;
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