Hace algunos años me di cuenta que tenía una mancha en la espalda. Se agrandó considerablemente y sabía que debía ser sanada. El temor de lo que pudiera ser el problema y el hecho de que estaba oculta a la vista, indispusieron mi ánimo para orar fielmente. Sabía que en la Ciencia Cristiana esta aversión a orar se conoce como una fase del magnetismo animal, el nombre que se da al error — la engañosa sugestión de un poder aparte de Dios.
Empecé a estudiar con ahínco la Biblia y Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, para aprender y aplicar la verdad acerca de mi relación con Dios como Su reflejo y manifestación perfectos. Sentía un progreso en mi manera de pensar — un creciente entendimiento de la nada de esta condición; pero la evidencia física permanecía.
Una tarde me di cuenta que tenía que enfrentar firmemente la pretensión que esa condición representaba. Recuerdo que me dije a mí mismo que en la Ciencia Cristiana hay una respuesta sanadora para cada pretensión mortal de que puede haber un poder que se opone a la ley de Dios, porque esta Ciencia del Cristo es la ley de Dios.
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