Hace más de cuarenta años que supe por primera vez de la Ciencia Cristiana al ser invitado a una conferencia de esta Ciencia. No recuerdo ahora lo que se dijo en la conferencia, pero nos impresionó porque inmediatamente mi esposa y yo comenzamos a concurrir a los servicios religiosos de una iglesia filial e inscribimos a nuestros dos hijos en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.
He tenido muchas curaciones desde entonces, pero una que ocurrió hace poco más de un año se destaca en mi pensamiento. Esta curación me demostró conclusivamente que hay un Dios que nos ama y que la Ciencia Cristiana es el camino de la Vida.
Por más de un año padecía de la próstata y aunque estudiaba y oraba para ser curado en la Ciencia Cristiana y a veces le pedía a mi esposa que me apoyara con sus oraciones, no parecíamos lograr ningún progreso.
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