A través de los años ha habido una continua mejoría en la seguridad del tránsito. Cursos educativos para conductores han hecho que la instrucción sea profesional; la ingeniería y el alumbrado han mejorado nuestras calles y carreteras; y los fabricantes han añadido muchos nuevos accesorios a sus vehículos para que sean más seguros. Todos estos adelantos son pasos en la dirección debida. ¿Por qué no habremos de tener confort y seguridad completos cuando manejamos nuestros vehículos?
Sin embargo, las soluciones humanas nunca son soluciones completas porque se basan en falsas suposiciones. Suponen que los hombres y las mujeres son mortales que viven en un mundo a veces peligroso al que pueden gobernar sólo ocasionalmente. La completa protección se logra sólo cuando se rechaza esta falsa imagen y se la reemplaza con la verdad. La ley de la Verdad que puede asegurarnos protección en el tránsito es ésta: Dios gobierna todo armoniosamente.
Esta ley lleva a la conclusión positiva de que el único lugar en que vivimos y nos movemos es en el reino de Dios. Aquí todo está bajo el gobierno directo y continuo de Dios, el Amor. Al percibir esto claramente ayudamos a mejorar el ambiente total — las condiciones atmosféricas, calles y carreteras, automóviles, peatones y conductores. Aun las leyes de gravedad, inercia y fuerza centrífuga pueden verse sujetas al gobierno directo y continuo de Dios, el Amor.
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