Quisiera agradecer a Dios desde lo profundo de mi corazón por la curación de una enfermedad considerada incurable según los médicos.
Durante catorce años estuve continuamente bajo el cuidado de médicos y no puedo recordar ahora a cuántos médicos vi. Pero ninguno de ellos pudo ayudarme. Los últimos años fueron de dificultades continuas para mi familia y para mí.
La enfermedad continuaba avanzando y estuve en el hospital muchas veces. Además de todo mi sufrimiento, se me paralizó el lado derecho del cuerpo.
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