Dios, el Espíritu, es el creador único y universal. La Biblia lo enseña así. También la Ciencia Cristiana lo enseña así. Esta Ciencia del cristianismo demuestra que el hombre no es un creador, que la materia no es creadora y que el mal no es un creador; sólo el Espíritu divino crea.
La primera cualidad que se atribuye a Dios en la Biblia es la capacidad creadora. Las primeras cinco palabras de la Biblia son: “En el principio creó Dios...” Gén. 1:1; Este mismo primer capítulo de la Biblia presenta al hombre como creado a la imagen de Dios. El hombre nunca crea, sino que refleja, entre sus cualidades primordiales, la capacidad creadora divina.
La originalidad creadora es con frecuencia la cualidad esencial que necesitamos para resolver nuestros problemas diarios. Cuando afirmamos vigorosa y persistentemente esta verdad eterna de que el hombre refleja la infinita capacidad creadora del Espíritu divino, podemos esperar que, tanto en nosotros como en los demás, se manifieste esta necesaria originalidad de visión y acción.
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