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¿Es dinero lo que realmente necesitamos?

Del número de febrero de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Leemos en Proverbios: “¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo”. Ver en el dinero la base de nuestra riqueza sólo nos trae decepción. Sólo hay una cosa que nos puede dar seguridad permanente: un entendimiento de Dios. El mismo capítulo nos exhorta a pensar así: “Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia”. Prov. 23:5, 23; La provisión, como la salud, es espiritual; no es una condición material.

Ya sea que se considere o no que el depender de la materia es un problema, sí es esencial comprender el verdadero significado de lo que es la sustancia como provisión. Podemos vivir felices muchos años con un buen salario, una inversión lucrativa, una herencia, un negocio próspero o las entradas abundantes de quien es el sostén de la familia. Pero si éstos no son el resultado del pensamiento basado en la verdadera evidencia de la sustancia infinita y divina, no serán permanentes.

Necesitamos recurrir sin reservas al verdadero concepto de sustancia. Debemos estar alerta para no caer en el engaño de desear solamente el dinero. La provisión puede manifestarse en nuestra vida en otras formas accesibles y útiles, pero nuestro verdadero deseo debe ser el de comprender que Dios, el Espíritu, es nuestra fuente y el proveedor. Si creemos que la materia tiene poder para darnos algo, entonces podemos creer que tiene poder para hacernos infelices si no nos da ese algo. Si la necesidad resulta de abrigar falsas creencias que no tienen poder, entonces el abrigar ideas correctas, que tienen todo el poder, nos hará experimentar abundancia.

Puesto que el hombre, la imagen y semejanza de Dios, es espiritual, obtener dinero, como tal, es únicamente un sentido temporario del bien. Debemos obtener la idea de sustancia, aquello que es sustancial, permanente, de la cual el dinero es únicamente un símbolo útil. Detrás del dinero, cuando se lo mira correctamente, están los conceptos de gratitud, consideración, utilidad, armonía, intercambio, conveniencia, comunicación y otros.

Si establecemos primero nuestra afluencia espiritual (que en realidad ya la tenemos), entonces aparecen los símbolos naturalmente. Éstas son las cosas que nos son añadidas. Si tenemos una necesidad humana, la idea espiritual para satisfacerla ya está presente. Dios no sabe nada de objetos materiales — grandes o pequeños. Conoce únicamente las ideas divinas que Él ya ha planeado para Sus hijos. Nada puede impedirle que las dé.

El hecho es que podemos hacer lo que la Sra. Eddy nos dice que hagamos: “Sabed, pues, que poseéis poder soberano para pensar y obrar correctamente, y que nada puede privaros de esta herencia y contravenir el Amor”.Pulpit and Press, pág. 3;

En cierta ocasión tuve que hacerle frente a una situación de extrema escasez. Mis dos hijos estaban cursando estudios secundarios, y yo estaba trabajando en una nueva actividad por mi cuenta. Durante dos semanas no pudimos comprar alimentos. Teníamos algunas provisiones y alimentos envasados y no carecimos. Podía haber pedido prestado o haber comprado a crédito, pero simplemente decidí que ése era el momento de solucionar las cosas recurriendo totalmente a Dios.

Gracias a que busqué mucho en la Biblia y en las obras de la Sra. Eddy, pude obtener un sentido más elevado de la situación. No era dinero lo que necesitábamos, sino lo que el dinero podía comprar. Y lo que estamos tratando de comprar con dinero no son cosas realmente, ¿no es así? Aún si lo que buscamos es un medio de transporte o comida, la realidad que hay detrás de lo que el dinero compra es, en verdad, ideas — la comprensión de lo que es la verdadera sustancia espiritual. Cuando se obtiene esta comprensión, se manifiesta en formas prácticas en nuestra etapa actual de progreso espiritual. Esta comprensión nos permite seguir el consejo bíblico: “Compra la verdad”.

Después de varias semanas, llegué a tener una mejor comprensión de la verdadera sustancia. La verdadera curación de la escasez vino cuando llegué al momento en mi pensamiento en que no quise que el dinero apareciera hasta que obtuviera el significado espiritual de provisión, la comprensión de Dios. Pensé que si el dinero aparecía demasiado pronto, podía sentirme tentada a verlo como un apoyo. Repetí una y otra vez: “¡Dios, simplemente ayúdame a comprender!” Deseaba eso por encima de todo. Podía realmente decir con Jacob: “No te dejaré, si no me bendices”. Gén. 32:26;

Esto era una exigencia espiritual, y en la Ciencia Cristiana aprendemos que la exigencia espiritual reemplaza a la material. El resultado de mi oración y estudio no vino inmediatamente con un repique de campanas y una gran cantidad de dinero a nuestra puerta, pero día a día experimentamos el cuidado de Dios hasta que toda la experiencia de escasez desapareció.

Pagar nuestras cuentas es lo correcto, no simplemente porque alguien hizo algo por nosotros, sino porque tenemos el poder para actuar correctamente. Nuestro poder para hacer lo correcto es absolutamente independiente de lo que cualquiera haga. No sirve de nada vivir quejándonos, deseando que alguien nos pague con materia, y así tener alguna materia para pagar a otro. Nosotros y ellos somos espirituales, y las cualidades y las ideas que Dios nos está dando en abundancia continuamente no tienen nada que ver con la materia.

La materia dada no nos hace más semejantes a Dios, ni nos haría, por sí misma, obtener más sustancia espiritual. Más bien, hay que seguir el otro camino: lo espiritual primero y luego la manifestación debida. Y entonces veremos que, después de todo, lo material no era tan importante. El conocido versículo de la Biblia: “Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”, 2 Cor. 9:8; se traduce así en A New Translation of the Bible (Una nueva traducción de la Biblia) de Moffatt: “Dios es capaz de bendeciros con recursos infinitos, de modo que siempre tengáis lo suficiente para cualquier emergencia que se os presente y mucho más de lo que necesitáis para toda buena obra para con los demás”.

Otro punto que conviene recordar es que no producimos abundancia temiendo usar nuestros fondos con sabiduría en aquello que necesitamos. Cristo Jesús empezó lleno de gratitud su maravillosa demostración de provisión con la multitud usando los panes y peces que tenía a mano. Ver Marcos 6:34–44; No conviene conformarse con ir tirando, satisfechos meramente con el dinero material. Nuestra seguridad se halla únicamente en lo que aprendemos espiritualmente. Entonces podemos demostrar que,

Se agotará lo material,
Tu plenitud veré.Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 224;

La materia no es sustancia. No es sustancial, pero sí lo son el Espíritu y todas las cosas espirituales. El dinero, en sí y de por sí, es materia, y la materia es limitación, “sustancia en el error”. ¿Por qué, pues, orar por la materia, la cual únicamente nos limita? La manifestación humana armoniosa consiste precisamente de las cosas añadidas — la evidencia exterior — que viene después de que hemos pensado correctamente. En Retrospección e Introspección por la Sra. Eddy, leemos: “El hombre brilla con luz prestada. Refleja a Dios como su Mente, y este reflejo es sustancia, — la sustancia del bien. La materia es sustancia en el error, el Espíritu es sustancia en la Verdad”. Ret., pág. 57.

El medio de obtener una comprensión correcta de la verdadera sustancia es el mismo que en otras curaciones: la inspiración. El medio de obtenerla mediante nuestras oraciones es deseando conocer a Dios mejor. Y cuando se alcanza mentalmente este punto, se está pronto para tener la respuesta a los deseos del corazón, porque es el deseo de nuestro corazón.

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