Si como Pedro, hemos negado al Cristo
Y en algún huerto hemos dejado de mantener la calma
Al no ser destruida la agresividad,
Recordemos como bálsamo consolador
Que Jesús curó la oreja del siervo y envió,
Después de haber resucitado de la tumba,
Un mensaje especial, que era sin duda
Para consolar al afligido Pedro en su pesar.
Alentémonos y sepamos que el divino Amor
Cambiará nuestra actitud irreflexiva e impetuosa,
Y sacará a luz nuestra valía como señal
Que nosotros, cual Pedro, podemos útiles días pasar
Diseminando por todo el mundo la activa levadura
Que hace de la tierra una pasadera hacia el cielo.
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