En mi juventud siempre me gustaba leer la Biblia; la apreciaba más que otros libros — inclusive novelas y otra literatura. Deseaba conseguir algo verdadero, acertado y seguro. Mi religión no me proporcionaba ninguna satisfacción. Tenía preocupaciones sobre la vida y la muerte y, por sobre todo, ansiaba conocer más acerca de Dios. En ese entonces no había oído hablar de la Ciencia Cristiana.
Un día recibí de mano de una amiga íntima un ejemplar de El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Me sentí jubilosa y pensé: “Ésta es la religión que he buscado por tanto tiempo”. Sentí una gran gratitud. En ese momento estaba muy ocupada y con distintas cosas que atender. Puse a un lado el Heraldo con la idea de leerlo más detenidamente cuando estuviera más desocupada, pero cuando quise leerlo no pude encontrarlo y no me fue posible obtener otro ejemplar.
Seis meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial emigré a otro país donde reinaba la paz y la tranquilidad. En ese tiempo padecía de muchas enfermedades y tenía muchos problemas. Pero mi fe en Dios todavía era firme, y esto es lo que me llevó a la casa de una Científica Cristiana. Allí encontré nuevamente el Heraldo.
Naturalmente, estaba muy agradecida por esto. Había hecho un largo viaje y encontrado el Heraldo y la Ciencia Cristiana en Australia. Con la ayuda, basada en la oración, de una practicista de la Ciencia Cristiana me liberé de una enfermedad muy seria. También muchos otros problemas se solucionaron, entre ellos la depresión mental, la soledad y la nostalgia. En una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana que estaba cerca, obtuve el libro Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y en una iglesia filial aprendí más sobre la Ciencia Cristiana y a amarla.
Sentí un profundo agradecimiento cuando reconocí la forma maravillosa en que el Amor divino me había guiado. Así había escapado de la guerra, que estalló poco después de mi viaje al extranjero.
Por muchos años he estado nuevamente en mi patria, y otra vez he encontrado la Ciencia Cristiana. Estoy sinceramente agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre y de la Sociedad de la Ciencia Cristiana en mi pueblo. Estoy tratando de ser útil en la viña del Señor, obedeciendo las enseñanzas y el ejemplo de Cristo Jesús.
Leupoldsdorf, República Federal de Alemania
