Al pensar en la música de nuestros cultos religiosos ya sea que esté relacionada con el trabajo del organista o del solista, o con el canto de los himnos, debiéramos considerar lo que la Sra. Eddy dice sobre la música: “La música es el ritmo de la cabeza y el corazón. La mente mortal es arpa de muchas cuerdas, que expresa discordancia o armonía, según sea humana o divina la mano que la pulse”.Ciencia y Salud, pág. 213;
Si aceptamos el hecho de que el pensamiento puro y elevado nos sana y libera por medio de la comprensión de Dios, que es Verdad y Amor, y de la relación del hombre con Él, como Su reflejo perfecto, entonces podemos reconocer que ese pensamiento, expresado a través de la música, eleva y trae curación en los cultos de la iglesia de la Ciencia Cristiana. Por ello es esencial una sincera y tranquila preparación metafísica individual. Lo que expresemos, manifestará si la cabeza y el corazón están gobernados meramente por un sentido humano de las cosas o por el amor y la inspiración divina.
La piedra fundamental de las enseñanzas de Cristo Jesús fue el amor. Cuando uno de los escribas le preguntó: “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?”, Jesús le contestó: “El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Marcos 12:28–31;
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