“El magnetismo animal no tiene base científica, porque Dios gobierna todo lo que es real, armonioso y eterno, y Su poder no es ni animal ni humano”.Ciencia y Salud, pág. 102; Leemos esto en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por Mary Baker Eddy. Hace algunos años tuve la oportunidad de probar que esta declaración es verdadera. Una estudiante que tenía que dar un importante examen me pidió que la ayudara por medio de la oración en la Ciencia Cristiana.
Necesitaba encontrar un lugar tranquilo en el que pudiera dedicarme a hacer este trabajo sin que nada me perturbara, de modo que me dirigí a una cercana Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana. En el camino pasé por un puesto de periódicos que tenía en venta la primera edición de los diarios vespertinos. En grandes titulares daban la noticia de una medida política que podría traer gravísimos problemas políticos, tanto internos como externos. Yo estaba muy preocupado.
Cuando llegué a la Sala de Lectura aún me sentía tan perturbado que no podía pensar claramente. Al mirar mi reloj, me di cuenta de que estaba cerca la hora del examen. En mi ansiedad tomé Ciencia y Salud, y abriéndolo leí estas palabras, “Dios gobierna todo lo que es real”. Fue como si me hubieran caído escamas de los ojos. ¡Por supuesto, me dije, esto es lo que realmente importa! Lo que es real es verdaderamente importante y está bajo el gobierno de Dios. Muchos pasajes de la Biblia lo confirman. En el libro de Isaías leemos: “No hay más Dios que yo.. . Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más”. Isa. 45: 21, 22;
Me tranquilicé y seguí razonando de acuerdo con estos conceptos. La estudiante pasó con éxito su examen. Más tarde me dijo que cada vez que necesitaba consultar alguno de los libros de referencia que podía utilizar, siempre tomaba el correcto y lo abría exactamente donde estaba la información requerida. Por supuesto, pues Dios lo gobierna todo.
El gobierno de Dios es continuo. El gobierno divino impulsa constantemente todo lo que es bueno. Benditos aquellos que hacen lo mismo, así como los gobiernos que expresan las cualidades del gobierno divino. En algunos países, por ejemplo, los ciudadanos tienen el derecho, la oportunidad y hasta el deber de participar en la conducción de su gobierno a través del congreso o parlamento elegido por ellos. De esta manera ayudan a corregir los errores que pudieron haberse cometido en el pasado, y a determinar hasta cierto punto la dirección que el gobierno seguirá en el futuro. Ciertamente estas son funciones que exigen gran responsabilidad de los ciudadanos.
El conocimiento de la Ciencia del Cristo aporta aquí una valiosa ayuda. Tomemos, por ejemplo, este pasaje de Ciencia y Salud: “Dios ha dotado al hombre con derechos inalienables, entre los cuales se encuentran el gobierno propio, la razón y la conciencia. En realidad el hombre goza de gobierno propio sólo cuando es dirigido correctamente y gobernado por su Hacedor, la Verdad y el Amor divinos”.Ciencia y Salud, pág. 106; Gobernado de esta manera, uno no se deja dominar por influencias extrañas a su naturaleza otorgada por Dios, sino que se esfuerza por ejercer honestamente los derechos de un buen ciudadano. Gobernándose correctamente a sí mismo, demostrará la capacidad para tomar decisiones libres de toda propaganda o de otras influencias nocivas, y tomar decisiones procedentes de la acertada sabiduría.
En los hechos trascendentales de nuestra vida — y la elección de gobierno es uno de ellos — uno no procede sin pensar, o superficial o emocionalmente. Y lo que es la verdad acerca del ciudadano que da su voto, también lo es para el estadista que ha sido electo. Al formarnos una opinión o tomar una decisión no nos dejaremos guiar por influencias contrarias a nuestra conciencia, sino que seremos dirigidos por Dios, la Mente que todo lo sabe. “La razón es la facultad humana más activa”,ibid., pág. 327; escribe la Sra. Eddy. Y la podemos utilizar activamente en el campo de la política. La razón contrarresta la emoción.
Nunca debiéramos acallar nuestra conciencia ni permitir que se la confunda. Todo hombre libre sabe decidir entre lo bueno y lo malo. Dios lo capacita para ello. Su conciencia le advierte sobre lo que es bueno y justo e impide que sea engañado. Cierto país se refiere en su constitución a la libertad de conciencia como “invulnerable”, reconociéndola así como un derecho humano.
A los ciudadanos de las democracias liberales se les ha confiado el derecho de informarse sobre el proceder del gobierno y sobre los asuntos nacionales y mundiales. La Sra. Eddy apoyó en gran manera este derecho cuando fundó el The Christian Science Monitor: un periódico digno de confianza y bien informado. Aquel que busca información veraz, la encuentra. El que tiene un sincero deseo de informarse, descubrirá que los medios de información están a su disposición.
Durante las elecciones la ciudadanía está expuesta a una gran cantidad de dudosa propaganda. Una fuerza contraria eficaz es el pensamiento inteligente. La inteligencia es una facultad divina, no humana. El hombre refleja inteligencia. Como la inteligencia es un atributo primordial de Dios, la Mente divina, es omnisciente, omnipresente y omnipotente. Siempre está donde se la necesita, nos conduce a la solución, y se sostiene a sí misma. Por medio de la inteligencia nos inmunizamos contra las sugestiones mentales ignorantes o maliciosas.
Cuán a menudo oímos decir: “No me interesa la política”, o bien, “la política es un asunto sucio”. Sin embargo, una nación no puede existir sin la política. Se deben dictaminar leyes; se deben realizar tratados. En todo momento podemos buscar la guía divina. No debiéramos tratar de excluir a Dios, el bien, de una fase de la vida humana que no es de nuestro agrado. Debemos saber que Dios es el Principio divino y que gobierna todo lo que es real. Si ganara un partido político que no hemos votado, no tenemos por qué desalentarnos. Recordemos en cambio las consoladoras palabras de este himno:
La Verdad es luz suprema,
las tinieblas destruyó:
Dios protege Su rebaño,
no hay sombras que temer.Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 258.
Tengamos siempre presente que “Dios gobierna todo lo que es real”.
 
    
