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[Original en francés]

Ha sido mi experiencia ver dificultades profesionales resueltas mediante...

Del número de abril de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Ha sido mi experiencia ver dificultades profesionales resueltas mediante las verdades reveladas en la Ciencia Cristiana.

Hace algunos años, siendo representante de una empresa francesa, me vi enfrentada con serias dificultades. Más de cien clientes estaban continuamente quejándose de que las entregas no se hacían en la fecha prometida. En esos momentos el jefe de la fábrica y más de una tercera parte de los trabajadores estaban enfermos, había escasez de materia prima para la producción, y los pocos productos terminados por la fábrica no podían llegar a destino a causa de las huelgas del servicio de correos.

Durante cuarenta y ocho horas el teléfono sonaba cada cinco minutos. El descontento, la ira y la mala fe iban en aumento. Parecía que no había solución. Todo iba mal al mismo tiempo.

Sobrecogida de pánico llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana y le conté la situación. Me recomendó que dejara de inmediato de estar acusando a personas y que reconociera que nunca debe verse al error (enfermedad, mala fe, escasez) como teniendo poder real; que el error no tiene acción con la cual oponerse al único poder, el poder del Amor divino.

El practicista me aconsejó que confiadamente me diera cuenta del todo poder de una sola Mente. Me hizo notar este pasaje en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 469): “El exterminador del error es la gran verdad de que Dios, el bien, es la Mente única, y que el supuesto contrario de la Mente infinita — que se llama diablo o el mal — no es Mente, no es Verdad, sino error, sin inteligencia ni realidad”. Y en la próxima página dice: “La supuesta existencia de más de una mente fue el error básico de la idolatría”.

El practicista me recomendó que reconociera que no había desequilibrio en la ley de la oferta y la demanda, puesto que una sola Mente, el Principio, gobierna el universo.

Durante la siguiente semana casi todo se normalizó. Algunos pocos problemas sin resolver finalmente desaparecieron del todo a medida que continuamos orando con gratitud.

Se estableció la comprensión mutua. ¡Y tanto el fabricante como los clientes todavía se preguntan cómo se resolvió tal problema tan rápidamente!

Me gratitud no tiene límites por las muchas bendiciones obtenidas mediante el estudio y la oración en la Ciencia Cristiana, por la luz que nuestra religión nos da cada día de nuestra vida.

Deseo expresar mi profunda gratitud a Dios por Cristo Jesús, por nuestra amada Guía, la Sra. Eddy, y por esos amados y consagrados trabajadores, los practicistas de la Ciencia Cristiana.


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