Era el día en que se celebraba la feria de arte del verano. Mucha gente pasaba delante de la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana — ya fuera a pie o en automóvil. Mientras la encargada de la Sala de Lectura observaba toda esta actividad pensó: “Esta gente tiene puntos de vista completamente diferentes de la vida y del gozo. Y la Sala de Lectura, con todos sus tesoros, está aquí sin usar. Lo mismo sucedió durante la feria el año pasado”.
Consciente de la necesidad de espiritualizar su pensamiento, se dio vuelta y de espaldas a la ventana comenzó a orar. “Me tomó casi una hora de estudio y meditación antes de que dos palabras y su profundo significado llamaran mi atención — JUSTIFICACIÓN PROPIA. Inmediatamente di vuelta a la silla y enfrenté la calle nuevamente, pero esta vez con una gran sensación de alivio y amor”.
De pronto la Sala de Lectura se llenó de actividad. En dos horas entraron dieciséis visitantes. Dos parejas jóvenes querían hacer preguntas sobre la Ciencia Cristiana. Cada una de ellas tomó prestado un ejemplar de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Una de las esposas, que al principio no se mostró muy interesada, aceptó la oferta de un Sentinel. Lo tomó, leyó uno de los títulos en la cubierta, y dijo que era justo lo que necesitaba.
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