La Sra. Eddy consideró el matrimonio un tema tan vital que le dedicó un capítulo entero en Ciencia y Salud. Aunque el mensaje de este capítulo tiene un significado de amplio alcance, esté uno casado o no, ella da consejos específicos aquí a los compañeros unidos en matrimonio — consejos tanto sabios como prácticos, guiando el pensamiento suavemente en direcciones más puras, más espirituales. Ella trata con profunda atención puntos que se relacionan especialmente con las necesidades e intereses individuales tanto del esposo como de la esposa. Reconociendo la individualidad dentro de la unidad del matrimonio escribe: “Cumpliendo las demandas diferentes de sus esferas unidas, sus simpatías debieran mezclarse en dulce confianza y alegría, cada compañero sosteniendo al otro, — santificando así la unión de intereses y afectos, en la cual el corazón encuentra paz y hogar”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 59; Ésta es ciertamente una meta ideal.
Es posible que surjan problemas cuando nos dejamos llevar a la deriva, esperando que nuestro compañero satisfaga los anhelos de nuestra vida, nos dé seguridad, se encargue de los ingresos y de nuestro bienestar.
Ver en un esposo cualidades tales como valor, fortaleza, vitalidad; o ver en una esposa amor, pureza y belleza, es algo que nos hace felices. Pero creer que esas cualidades del Cristo se originan en una personalidad humana nos hace limitar o perder de vista esas cualidades. Esperar de un mortal lo que en realidad nos es dado por el Amor inmortal, el Principio divino, oscurece los hechos espirituales y puede ocasionar temor — temor de que esas apreciadas cualidades puedan disminuir o hasta desaparecer. El bien que fluye de Dios nunca desaparece. Es eternamente continuo, constante y abundante.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!