“Las Escrituras son muy sagradas. Nuestro objeto debiera ser el contribuir a que sean entendidas espiritualmente, porque sólo por este entendimiento puede alcanzarse la verdad”.Ciencia y Salud, pág. 547; Esta declaración de la Sra. Eddy indica el método por el cual la Ciencia Cristiana trae curación al mundo.
El significado espiritual de las Escrituras tuvo gran importancia en la experiencia de una mujer quien una tarde al machucarse un dedo con la puerta del garaje se lo lesionó gravemente. El dolor era intenso, pero esta señora había recibido esa tarde profunda inspiración de los testimonios de curación espiritual que había oído en un culto de la Ciencia Cristiana que se lleva a cabo a mediados de semana. Ella se aferró al hecho de que el gozo y la inspiración de esa tarde eran otorgados por Dios y de ningún modo podían ser lo contrario. Pensó en la promesa de Cristo Jesús: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:31, 32;
¿Qué significaba permanecer en su palabra? Ciertamente requería algo más que el mero memorizar sus palabras o formular doctrinas para conmemorar los sucesos de su vida, requería un examen más profundo del pensamiento. Exigía más que el compromiso personal al hecho de que Jesús era el Salvador del mundo, tan vital como lo es esa convicción. Debía significar tal comprensión y confianza en la eterna presencia y cuidado omnipotente de Dios, que se demostrara mediante la curación la esencia práctica de la misión del Maestro. Tal como él lo dijo: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también”. 14:12;
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