Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Practicando la calma

[Original en alemán]

Del número de febrero de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Qué podemos hacer para ayudarnos y ayudar a otros cuando los problemas parecen multiplicarse? Mediante el estudio de la Ciencia Cristiana podemos aprender a conocer la naturaleza de Dios, el Espíritu divino, el bien inmutable, y Su relación con Su idea, el hombre, así como la naturaleza de éste. Aprendemos a negar la existencia y el poder del mal y a mantenernos firmemente en la realidad, el poder y la eterna presencia de Dios. En la medida en que lo practicamos, encontramos la ayuda que necesitamos.

La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “La humanidad tiene que aprender que el mal no es poder. Su tal llamado despotismo no es sino una fase de la nada”.Ciencia y Salud, pág. 102;

La verdad del ser es que Dios, el Espíritu omnipresente, crea y mantiene en perfección todo lo verdadero. Lo verdadero es lo que realmente existe. Como Dios es todo poder y constituye todo el ser, el mal no es verdadero. Las malas condiciones son ilusiones de la mortalidad, la falsa creencia de que hay vida y verdad en la materia. Nunca afectan la individualidad del hombre espiritual, que es la idea inmortal de Dios, la Mente divina, y el reflejo de Su perfección.

¿Nos parece a veces que estamos abrumados por las responsabilidades y que nuestra libertad de acción se ve constantemente limitada? ¿Nos sentimos asediados por problemas que no hemos causado? Cuando aprendemos a comprender a Dios y a Su hombre, podemos enfrentar estas pretensiones con calma y saber que son nada; de ese modo no adquirirán mayor dimensión ni tendrán un carácter amenazador en nuestra consciencia.

Cristo Jesús aseguró a sus discípulos, luego de su resurrección: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20; El Cristo, el mensaje divino de la Verdad, llega hoy como otrora a la consciencia receptiva y hace saber qué se debe hacer a fin de ayudar y sanar a la humanidad. Cuando escuchamos y nos aferramos a la verdad de nuestra unidad con Dios, la luz de la Verdad, el Cristo, pone de manifiesto la realidad espiritual tan claramente en el pensamiento humano que el error es reemplazado por la salud y la armonía. El profeta dijo: “Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo... Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti”. Isa. 54:11, 14;

Hace algunos años yo sufría los efectos de la timidez. Aunque estudiaba la Ciencia Cristiana, en vez de rechazarlos instantáneamente como irreales y carentes de poder, dejaba que mis miedos me atemorizaran y perturbaran, haciéndome desdichada. Finalmente se manifestaron como debilidad del corazón y problemas circulatorios. Me sentía tan mal que casi no me animaba a salir. Pronto comencé también a sufrir de insomnio. En la medida en que comprendía y aplicaba la verdad espiritual que la Ciencia Cristiana enseña sentía algún alivio, pero luego de un corto tiempo las discordantes condiciones corporales volvían a manifestarse.

Como no podía ver por mí misma en qué consistía la dificultad, consulté el caso con una amiga que era Científica Cristiana. Ella me señaló la necesidad de encarar la situación con calma, confiando en el poder sanador de la oración como la había aprendido en la Ciencia Cristiana. Sentí que esta era la manera correcta de enfocar el problema y comencé consecuentemente a rechazar toda pretensión de temor e inquietud, externa o interna, declarándome a mí misma que no provenían de la Verdad y que, por lo tanto, eran irreales, y carecían de poder.

En nuestra vida cotidiana muchas creencias discordantes quieren penetrar en nuestra consciencia, y yo me pasé muchos días muy ocupada desenmascarando y rechazando estos errores. Sólo entonces me di cuenta con exactitud de la clase de conjeturas inútiles y ansiosas que vagan sin obstáculo en nuestro pensamiento. Hay un refrán que dice más o menos así: “Los pensamientos son como simios que de rama en rama van, y tenemos que dominarlos”.

La Ciencia Cristiana me dio la comprensión espiritual necesaria para controlar mis pensamientos. Ante cualquier pretensión de desarmonía estuve inmediatamente dispuesta a reconocer que no provenía de la Verdad y a mantener la calma. Al comienzo me era difícil y requería mi constante atención, pero al poco tiempo se aclaró mi pensamiento y me sentí poseída por la calma. Paralelamente la condición física mejoró. La calma se expresó en el corazón y en la circulación y pude volver a dormir.

Descubrí de pronto, con gran regocijo, que junto con la demostración de calma había desaparecido un abrumador sentido de ansiedad, que me había acompañado desde la niñez y que me había dado muchas desdichas. La calma del entendimiento espiritual allanó mi camino hacia una confianza cada vez mayor en la eterna presencia y omnipotencia de Dios. Me sentí libre de temor. Como dice Isaías: “Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?” 14:27;

Necesitamos verlo todo desde una perspectiva espiritual, como lo enseña la Ciencia Cristiana, y corregir entonces todo lo que necesite corrección en nuestro pensamiento y conducta. Estaremos continuamente protegidos cuando estemos siempre dispuestos a adoptar esta actitud de humildad.

Dios alimenta al hombre con la sabiduría para actuar correctamente. Quien con sinceridad, vigilancia y sabiduría lucha por expresar la verdad espiritual del ser, estará siempre en calma y podrá transformar cada experiencia de prueba en un paso adelante. La Sra. Eddy dice: “La Verdad y el Amor iluminan el entendimiento, en cuya ‘luz veremos luz’; y esta iluminación es reflejada espiritualmente por todos los que andan en la luz y se alejan de un concepto material y erróneo”.Ciencia y Salud, pág. 510.

Lo espiritualmente verdadero es real y omnipresente, y lo que no es verdadero no puede existir en la omnipresencia de la Verdad.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / febrero de 1978

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.