¿Cómo encaramos el tedio o la apatía? Prestemos atención a la siguiente declaración de la Sra. Eddy: “El propósito y motivo de vivir rectamente pueden lograrse ahora. Llegando a este punto, habéis empezado como es debido. Habéis empezado por la tabla de sumar de la Ciencia Cristiana, y nada excepto una intención malévola puede impedir vuestro progreso. Si trabajáis y oráis con móviles sinceros, vuestro Padre os abrirá el camino”.Ciencia y Salud, pág. 326;
El aburrimiento, el tedio, la falta de propósito o una actitud indolente pueden ser decididamente destruidos por medio de la Ciencia Cristiana. Dios nos ha dado a cada uno de nosotros un propósito. Este propósito se torna espléndidamente claro en el grado en que aprendemos a escuchar las ideas espirituales que Dios, la Vida, nos imparte. Cuando somos receptivos a estas ideas y expresamos y reflejamos las cualidades de Dios, el Amor, en nuestra vida diaria, sentimos profunda satisfacción espiritual, satisfacción que nunca supimos que existía.
El camino del Padre se nos revela cuando oramos profundamente y escuchamos. Los pensamientos de Dios fluyen a nosotros, y a través del reflejo espiritual somos capaces de demostrar Su naturaleza, Su voluntad. ¿Qué propósito más elevado o más satisfactorio podemos pedir?
El mundo tiene profunda necesidad de que pongamos en práctica nuestro propósito espiritual. La apatía e incredulidad en la fe religiosa y la resistencia a la religión organizada nos confrontan por todas partes. La enfermedad, el contagio, la guerra, el odio, la tiranía y el hambre nos desafían constantemente pretendiendo ser realidades infligidas a la humanidad sufriente. Cuando pensamos acerca de todo el trabajo que necesita hacerse y el bien que podemos hacer reflejando a Dios, ¿cómo podemos alguna vez decir que nos sentimos aburridos?
Requiere valor sacudir la apatía y comenzar este trabajo tan vital. Dios, la Vida, el Principio, nos sostiene en este empeño. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy declara: “El valor moral es ‘el León de la tribu de Judá’, el rey del reino mental”. Ella agrega en el mismo párrafo: “En la transmisión figurativa del pensamiento divino al humano, la diligencia, prontitud y perseverancia son comparadas con ‘los ganados que pacen sobre mil colinas’. Traen el bagaje de la firme resolución y llevan el paso con los más altos propósitos. La bondad acompaña toda la fuerza que el Espíritu confiere”.ibid., pág. 514;
De modo que tenemos un propósito espiritual único: ser una consciencia que bendice y que refleja a Dios. Al llevar a cabo este propósito glorificamos a Dios en tierna oración, afirmando lo que es verdadero y real en la creación de la Vida. Al utilizar el poder mental que nos imparte el Espíritu, enfrentamos las mentiras de la ilusión material y con comprensión declaramos y probamos su nada. Su nada es demostrada cuando aceptamos la totalidad perfecta de Dios y nos regocijamos por este hecho espiritual. Tenemos suficiente trabajo para mantenernos ocupados a través de la eternidad. Nunca más debiéramos ser tentados a decir que nos sentimos aburridos.
Cristo Jesús no tuvo tiempo para sentirse aburrido. Debido a que estaba continuamente consciente de su existencia en el perfecto y eterno ahora de la creación de Dios, su vida fue un glorioso testimonio de la actividad incesante de Dios. Jesús nos brinda un ejemplo de la vida para todos los siglos. Nos ha prometido que en la proporción que escuchemos los pensamientos de Dios, también nosotros demostraremos este propósito en nuestra vida. Pues él dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. Juan 14:12.
¿Qué más podemos pedir? He aquí el propósito espiritual y la profesión más elevada: todos podemos aceptar el desafío y demostrar en nuestra vida diaria la actividad de Dios, plena de propósito y espiritual. De esta manera siempre encontraremos satisfacción, mérito y felicidad sin medida.